Hoy en días es poco común ver una empresa que siga funcionando después de 400 años de actividad. Y dentro de pocos días, esta situación será aún más inusual si cabe. La que se podría considerar como un dinosaurio empresarial, una reliquia de otra era está a punto de quebrar. La Hudson’s Bay Company, empresa fundada por exploradores ingleses durante la conquista de América en el siglo XVII y que reinó por más de 200 años en lo que a día de hoy es Canadá, apenas mantiene abiertos seis locales en la actualidad. Pues bien, un juez le ha dado de plazo hasta finales de este mes para solventar una liquidación que parece inevitable a todos los efectos. ¿Cómo es posible que esto le ocurra a la que fue una de las empresas más poderosas del mundo moderno?
Ascenso y caída de una de las empresas más poderosas del planeta
Para comprender que ha llevado a la empresa más poderosa de Canadá y una de las más importantes a nivel mundial a estar en esta situación, antes debemos ponernos en contexto. Durante el siglo XVII, era muy común en las grandes exploraciones europeas de zonas desconocidas como lo eran América y Asia, mezclar el descubrimiento de nuevas tierras con el comercio y la posterior conquista del territorio. Mientras que países como España o Francia conquistaban otras tierras bajo el nombre de sus respectivas coronas, Países Bajos, Portugal o Inglaterra llevaron esta práctica más allá. Las llamadas empresas-estado como las Compañías de las Indias, tanto británica como holandesa, hicieron historia por gobernar países enteros ellas solas, a pesar de ser simples empresas. Antes de que territorios como la India o Indonesia se anexionaran oficialmente a ellos, estuvieron muchos años bajo el control político y militar de lo que se suponían eran empresas privadas.
Dichas empresas no solo se enriquecieron comerciando con té, seda o especias, sino que además organizaban ejércitos, recaudaban impuestos y manejaban la política de millones de personas. Algo hasta entonces nunca visto y que jamás se volvió a repetir. Alrededor del año 1650, dos exploradores de origen francés emprendieron un viaje para encontrar la Bahía de Hudson con el fin de encontrar pieles de calidad para venderlas en Europa. Fue tal el éxito de esta expedición que pronto construyeron un asentamiento en donde hoy se encuentra la actual Quebec, montaron un fuerte y decidieron establecer una compañía para gestionar el comercio de aquellas pieles. Incluso recibieron una carta del rey de Inglaterra que les otorgaba el control total sobre el comercio de pieles en todas las zonas de la bahía, la cual ocupaba una extensión equivalente a un tercio de la actual Canadá.
Sin embargo, un día llegó un competidor a las tierras: un grupo de comerciantes rivales que fundó la Compañía del Noroeste. Aquella competencia no se solventó en las tiendas, sino en el campo de batalla a escopetazo limpio. Aquella lucha duró nueve años y finalizó cuando el Gobierno británico ordenó que ambas compañías se fusionaran, a cambio de más territorio. Entre ambas abarcaron una extensión de 7,7 millones de kilómetros cuadrados y diezmaron la población de muchos de los animales de la zona.
El principio del fin: Sobrevivió al hielo, independencias y guerras, pero no ha podido con las compras online
Todo parecía irles bien hasta que un día, otra empresa competidora se asentó en el territorio sin recibir una represalia. Esto sentó un precedente que dio inicio al fin del monopolio que hasta entonces mantenía la HBC. La competencia empezó a crecer exponencialmente y la firma tuvo que reinventarse. El Gobierno británico, como ya había hecho con la India, reclamó la soberanía sobre el territorio que gestionaba la HBC y lo anexionó con sus otras provincias en la zona para crear un nuevo país dentro de su imperio: Canadá. La empresa invirtió sus ganancias en un nuevo negocio: el comercio minorista. Supermercados, tiendas de ropa y demás tipos de bienes de consumo, un sector al alza según aumentaba la población y la riqueza de los ciudadanos del nuevo país.
El negocio volvía a ir viento en popa, hasta que hace unas décadas, se enfrentaron a un rival al que no pudieron vencer: las compras online. Esta práctica arrasó con los establecimientos comerciales físicos. Primero, la HBC fue comprada por una compañía de inversión estadounidense. Después, cerró sus locales en Europa y, después, en EE.UU. Y, tras la pandemia, entró en concurso de acreedores. De este modo, la que una vez fuera la compañía más importante del planeta, mantienen tan solo 6 locales, los cuales no sobrevivirán más allá del mes de abril. La HBC sobrevivió al hielo, los viajes en barco, guerras, la pérdida de su monopolio, anexiones, independencias, guerras mundiales y la transformación en una compañía del montón, pero las compras por internet han terminado siendo su verdugo.