¿Has pensado alguna vez en cambiar de trabajo por culpa, o gracias, a una crisis? Eugenio Linares lo hizo cuando el COVID-19 cerró su discoteca y dejó de escuchar “¿otra copa?”. Aquella pausa forzosa, en pleno marzo de 2020, le encendió la bombilla entre serrín y madera. Hoy, desde Toiriz (Ferreira de Pantón, Ribeira Sacra) presume de tener encargos hasta junio de 2027 y de transformar troncos en bancos, vírgenes o, por qué no, en una Honda CBR a escala real.
Nada mal para un asturiano que con 7 años se mudó con su padre farero a Galicia y acabó dominando la motosierra mejor que los chistes de bar. En definitiva, su historia demuestra que a veces la mejor oferta laboral llega cuando menos te la esperas… y con olor a barniz fresco.
¿Cómo empezó a tallar con motosierra?
El primer contacto fue casi un accidente. Allá por 2013, su padre pidió un tractor de madera para decorar Estaca de Bares y el tronco llegó sin cortar. Eugenio, portero de discoteca por aquel entonces, cogió la motosierra “para ayudar” y terminó fabricando una silla que encantó a sus amigos. Durante años fue un hobby: una o dos piezas por verano y poco más.
Con el confinamiento todo cambió. Cerraron los locales nocturnos, aparecieron las prestaciones del SEPE y, de repente, el vecino que antes pedía hielo le pedía una escultura. Su primer mes “serio” tallando acabó con una agenda repleta. Desde entonces no ha pasado una semana sin oler a pino, literalmente.
¿Qué le piden y cuánto hay que esperar?
Quien quiera un Linares original debe armarse de paciencia: la lista de espera ronda los 24 meses. Lo más solicitado son bancos personalizados, normalmente coronados con motivos de caza o pesca, y piezas con valor sentimental, como árboles familiares que se secaron pero merecen “segunda vida”.
Los pedidos llegan de toda España: Ibiza, Mahón, Huelva, Cuenca, Alicante, Cantabria, León… Galicia, curiosamente, supone apenas un tercio de su facturación. Fuera del país también llaman, aunque el transporte dispara el presupuesto. Un jeque saudí incluso quiso llevárselo a la Feria del Caballo Árabe 2024, pero el artista declinó: “allí no hay madera y yo aquí tengo familia”.
Eugenio viaja con el taller a cuestas. Cuando el tronco no cabe en furgoneta, se planta en la finca del cliente y convierte el jardín en estudio al aire libre. Su “top 3” de maderas es el castaño, el pino (sí, el denostado pino) y el plátano de sombra. Este último fue el elegido para la motocicleta tallada en Dena, durante la concentración motera Dena–Mita 2025.
Al contrario, ni roble ni eucalipto: rajan con facilidad y arruinan horas de precisión. Eugenio prefiere evitar disgustos… y que el cliente no se acuerde de toda su parentela cuando aparezca la primera grieta.
¿Cuál ha sido su encargo más insólito?
El Ayuntamiento de Hinojos (Huelva) le pidió en octubre de 2022 tallar una Virgen del Rocío monumental de 3,8 metros. La materia prima: el legendario “Pino de los Mil Duros”, famoso porque alguien clavó en él 5 000 pesetas para financiar una Casa de Hermandad. Tres semanas, toneladas de serrín y un sinfín de rezos después, la imagen quedó lista para recibir a los romeros. “El trabajo más duro y más emotivo”, confiesa, aunque el reto de la Honda CBR le ha sacado igual de sonrisas (y algún que otro calambre).
Un paréntesis práctico antes de seguir:
- 3 motosierras (larga, media y corta)
- 1 amoladora para suavizar la superficie
- 1 cúter para detalles milimétricos
Sin esos “juguetes”, y sin un barniz marino que aguante lluvia gallega, no habría escultura que sobreviviera más de un otoño.