El grave error que cometen muchos herederos: así puedes evitar que las deudas bancarias de un familiar fallecido pasen a ti

Cuando un familiar muere, el dinero en su cuenta no desaparece… pero las comisiones tampoco. Te explicamos quién debe actuar, cómo y en qué plazos para que la herencia no se convierta en un quebradero de cabeza.

El fallecimiento de un titular bancario abre automáticamente un frente legal: la herencia incluye tanto el saldo positivo como las obligaciones que pesen sobre la cuenta. Si los herederos no se mueven con rapidez, pueden acabar pagando comisiones, intereses e incluso embargos. A continuación encontrarás un recorrido claro y práctico por todo el proceso, desde averiguar las cuentas abiertas hasta decidir si aceptar o rechazar posibles deudas.

Cómo confirmar si el familiar fallecido tenía otras cuentas y deudas pendientes

Lo primero es saber qué patrimonio bancario dejó el fallecido. Para ello los herederos deben acudir a la Administración Tributaria española, que centraliza los datos que las entidades financieras están obligadas a comunicar tras un fallecimiento. ¿Por qué es tan importante? Porque solo así podrás comprobar si hay depósitos olvidados, descubiertos por comisiones o créditos vinculados a la cuenta.

Una vez localizadas las cuentas, toca presentarse en la sucursal. Necesitarás, como mínimo, el certificado de defunción y la copia autorizada del testamento o, en su ausencia, la declaración de herederos. Sin estos papeles el banco no bloqueará movimientos ni facilitará información. Presentarlos cuanto antes marca la diferencia entre una gestión ordenada y un cúmulo de recibos que siguen girándose.

Por qué conviene cerrar de inmediato las cuentas para evitar comisiones inesperadas

Quizá pienses que basta con no tocar la cuenta y listo. Nada más lejos de la realidad. Las entidades siguen cobrando comisiones de mantenimiento y, si hay saldo insuficiente, generan números rojos que crecen con intereses. Además, los ingresos periódicos, como la última nómina o pensión, pueden llegar y complicar el reparto. De ahí que la regla de oro sea solicitar el cierre o, al menos, la cancelación de servicios asociados tan pronto como acredites tu condición de heredero.

Antes de continuar, revisa esta única lista con el itinerario básico:

  1. Obtener certificado de defunción y testamento o declaración de herederos.
  2. Solicitar a la Agencia Tributaria la relación de cuentas del fallecido.
  3. Comunicar el fallecimiento al banco con la documentación recopilada.
  4. Bloquear o cerrar las cuentas, evitando nuevas comisiones.
  5. Preparar la aceptación, partición y adjudicación de la herencia.

Con estos cinco movimientos limitas el impacto económico y mantienes el control del proceso. ¿Y si nadie reclama? Tras dos décadas de silencio, los fondos pasan al Estado. Además, la cuenta puede acumular cargos que superen el saldo inicial, generando un agujero patrimonial que herederos despistados descubrirán demasiado tarde. El riesgo no compensa: notificar y cancelar es siempre la opción más prudente.

Opciones que tienen los herederos para gestionar o rechazar las deudas bancarias

Llegado el momento, toca decidir qué hacer con los números rojos. El ordenamiento español ofrece tres salidas. Mira la tabla y valora cuál encaja mejor con tu caso:

Opción de herenciaQué implica para el heredero
Aceptación pura y simpleAsumes bienes y deudas; respondes con tu patrimonio si lo heredado no cubre todo
Aceptación a beneficio de inventarioLas deudas se pagan solo con los bienes heredados; tu patrimonio personal queda protegido
Renuncia a la herenciaRechazas tanto bienes como deudas; no adquieres responsabilidad alguna

Elegir correctamente puede ahorrar muchos sustos económicos. ¿Tienes dudas? Plantéate cuánto vale el patrimonio neto y, sobre todo, si estás dispuesto a responder con tus propios bienes.

Por tanto, gestionar las cuentas de un titular fallecido no es solo una formalidad bancaria; es la clave para proteger tu bolsillo y evitar sorpresas judiciales a largo plazo. Actuar con diligencia, reunir la documentación y tomar una decisión informada sobre la herencia marcarán la diferencia entre un trámite ordenado y una carga financiera inesperada.

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