Fueron reclutadas con contratos domésticos de dos años y la promesa de poder volver. Pero el billete de regreso era inasumible y muchas echaron raíces en Sídney, Melbourne, Adelaida o Brisbane.
El Plan Marta llevó a 815 jóvenes españolas a Australia entre 1960 y 1963 para trabajar como empleadas domésticas. Reclutadas por instituciones católicas del franquismo, viajaron con contratos de dos años. La investigadora Natalia Ortiz resume el golpe de realidad: “El verdadero engaño estuvo en la imposibilidad de pagarse el billete de vuelta”.
Quiénes eran las martas y cómo funcionó el Plan Marta en 1960-1963
Las “martas” procedían de Euskadi, Navarra, Asturias, Cantabria, Galicia y, más tarde, de la Meseta. La maquinaria se activó tras la visita en 1959 del cardenal primado de Australia, con consulados, el Instituto Español de Emigración y la Conferencia Episcopal de Migraciones implicados, además de Acción Católica y las Juventudes Obreras Cristianas.
¿Quién podía acceder y bajo qué condiciones? Dicho mal y pronto: no fue un camino de rosas. Antes de embarcar pasaban filtros y un cursillo para el servicio doméstico, con inglés de supervivencia para housekeeper (spoon, mop). A su llegada, algunas familias australianas las elegían en una iglesia “como ovejas en el mercado”.
- Jóvenes sin casar, sanas y oficialmente católicas
- Contrato de dos años como trabajadoras domésticas
- Examen médico previo y “capacitación” en Madrid
- Inglés básico orientado a tareas de hogar
- Colocación en casas particulares o congregaciones
- Si volvían antes, debían saldar la deuda y el pasaje
En paralelo, ya habían llegado hombres con la Operación Canguro (1958-1963) para cortar caña y otras labores. Ellos viajaron en barco con un Manual del buen inmigrante; ellas, con instrucciones centradas en la economía doméstica.
Coste del retorno y vida en Australia: el verdadero engaño del billete
Ortiz precisa que al principio no pagaron el billete de ida; después, el “efecto llamada” hizo que algunas costearan una parte y el resto lo asumieran Administraciones interesadas. El problema llegó al querer regresar: el pasaje rondaba las 3.000 pesetas, equivalente a años de sueldo. ¿Cómo volver así?
Muchas se quedaron, formaron familias y tejieron comunidad: clubes españoles, frontones, gure txokos, centros gallegos, paellas, sangrías, torneos de fútbol y hasta romerías del Rocío en Oceanía. En Sídney, siguen citándose los sábados en el Centennial Park. De ahí que la partida acabase convirtiéndose en arraigo.
Un proyecto con 17 vuelos, 815 mujeres y vínculos que perduran décadas
El primer vuelo aterrizó el 11 de marzo de 1960. En tres años arribaron 815 martas y, según archivos e investigaciones, hubo al menos 17 vuelos. En las escalas se sumaban italianas y griegas, muchas rumbo al matrimonio. La consigna australiana de entonces lo dejaba claro: “Sin inmigración, el futuro será incómodo y breve. No sobreviviremos como nación”.
A continuación, los datos esenciales del Plan Marta, tal y como se recogen en la información aportada:
Aspecto | Detalle |
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Primer viaje | 11 de marzo de 1960 |
Periodo de llegadas | 1960–1963 (tres años) |
Mujeres arribadas (martas) | 815 |
Número de vuelos organizados | Al menos 17 |
Ciudades de destino principales | Sídney, Melbourne, Adelaida, Brisbane |
Coste del billete de vuelta | Rondaba las 3.000 pesetas |
Posteriormente, para aliviar la soledad (el “mal del inmigrante o mal de Australia”) la Iglesia envió a tres “hermanas laicas” (Paquita Bretón, María Luisa Erro y Mari Carmen Cervera) con apoyo espiritual y mediación laboral. En consecuencia, lo que empezó como una migración temporal se transformó en una comunidad duradera, con nombres y biografías que hoy siguen escribiendo la historia.