Adiós definitivo a esta histórica marca de alimentos enlatados tras 138 años en los supermercados

El histórico gigante de los enlatados pone a la venta todos sus activos para capear una deuda millonaria y un mercado que ya no compra latas como antes.

Del Monte Foods, la compañía que durante más de un siglo abasteció despensas en todo Estados Unidos con sus célebres verduras, caldos College Inn y salsas Contadina, ha solicitado protección bajo el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras. El proceso, anunciado esta semana, pretende asegurar la venta ordenada de sus operaciones mientras la firma mantiene abiertas sus plantas durante la temporada alta de envasado.

La crítica situación financiera de Del Monte Foods y su pesada deuda histórica

La firma arrastra pasivos que oscilan entre 1.000 y 10.000 millones de dólares, buena parte heredados de su adquisición en 2014 por Del Monte Pacific Limited. El coste de esa compra, financiada con préstamos masivos, se ha vuelto insostenible con los tipos de interés duplicados desde 2020. Y sí, el golpe duele: solo los intereses se han disparado, ahogando la caja de la empresa.

¿Significa esto que los consumidores se quedarán sin sus verduras favoritas? La respuesta corta es no. El plan concursal permite seguir operando mientras se busca un comprador y se reestructura la deuda.

La estrategia oficial para vender activos y garantizar la continuidad operativa

La compañía ha obtenido 912,5 millones de dólares en financiamiento puente para mantener la producción en los próximos meses. El consejero delegado, Greg Longstreet, defiende que la venta supervisada por el tribunal busca una “reestructuración eficiente” que dé paso a una Del Monte más ágil y viable.

Indicador claveValor declarado
Financiación puente912,5 M $
Deuda total estimada1.000–10.000 M $
Año de la última gran adquisición2014
Participación de marcas blancas en el mercado40–45 %
Acero importado en cada lata80 %

El análisis de expertos sobre inventarios, marcas blancas y aranceles al acero

Los analistas señalan que la crisis no es solo financiera. Durante la pandemia, Del Monte aumentó la producción para atender un pico de consumo doméstico que luego se evaporó. Resultado: exceso de inventario vendido con descuentos agresivos.

Además, las marcas blancas (más baratas y percibidas como frescas) ya cubren casi la mitad del mercado. A esto se suman los aranceles al acero y aluminio impuestos en la era Trump, que encarecen cada lata: el 80 % del acero usado se importa. “Entre promociones y costes, el margen se ha desplomado”, afirman fuentes de Debtwire.

Impacto para consumidores, proveedores y economía local tras el anuncio

  • Consumidores: por ahora, los productos seguirán en los estantes, aunque podrían verse ajustes de precio.
  • Proveedores agrícolas: se mantiene la compra de cosechas, pero el futuro dependerá del nuevo dueño.
  • Empleo local: las plantas continúan operando; no obstante, la incertidumbre laboral crecerá si la venta se retrasa.
  • Competidores: las marcas blancas y los envasadores rivales podrían ganar cuota si Del Monte recorta líneas.

En este sentido, la quiebra de Del Monte recuerda a otros gigantes que no supieron adaptarse al consumidor moderno, aunque pocos arrastraban un legado de 138 años. ¿Aprenderá la empresa (o su próximo propietario) la lección? Solo el tiempo dirá, pero, de momento, los estantes del supermercado aún no sufrirán un vacío verde.

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