“¿Cuál es tu mayor debilidad?”: una experta reclutadora da la respuesta perfecta a la pregunta más temida de las entrevistas de trabajo

Las entrevistas de trabajo siguen siendo uno de los momentos más estresantes para cualquier persona que busca empleo. Aunque el mundo laboral ha cambiado radicalmente en los últimos años, muchas entrevistas siguen repitiendo fórmulas del pasado. Preguntas que parecen sacadas de un manual antiguo, respuestas que ya no sorprenden a nadie y dinámicas que no siempre ayudan a descubrir el verdadero potencial de un candidato. Entonces, ¿por qué seguimos haciéndolas así?

El “soy demasiado perfeccionista” ya no cuela: esto es lo que se debe contestar

Hay una pregunta en particular que parece perseguirnos en cualquier entrevista de trabajo: “¿Cuál es tu mayor debilidad?” Esta cuestión, aparentemente simple, ha generado millones de respuestas similares en todo el mundo. El famoso “soy demasiado perfeccionista”. ¿El problema? Pues que esta respuesta ya no dice nada ni del candidato ni de su forma de trabajar. Se ha convertido en una respuesta vacía, diseñada para quedar bien sin mojarse. El objetivo real de esta pregunta, en teoría, es medir la capacidad de autocrítica del candidato y su voluntad de mejorar. Pero la manera en que se formula y se responde ha vaciado de sentido ese propósito. La mayoría de candidatos prefieren no arriesgar y responden con algo seguro, aunque no sea muy honesto ni revelador.

Lo que muchas empresas realmente buscan hoy en día es autenticidad. Personas que se conozcan a sí mismas, que entiendan cuáles son sus puntos fuertes y también sus áreas de mejora, y que sean capaces de hablar de ello sin miedo. Por ejemplo, un candidato puede decir: “Durante años me costaba hablar en público, me ponía muy nervioso. Pero me apunté a un curso de comunicación y ahora lo manejo mucho mejor”. Esa es una respuesta humana, realista y que transmite evolución (aunque sea mentira). Mostrar flaquezas no es sinónimo de debilidad. Lo que importa es la actitud ante el problema, la capacidad de aprendizaje y la “honestidad”. En un entorno laboral que cambia constantemente, estas cualidades tienen mucho más peso que una respuesta ensayada que no dice nada.

Top 3: preguntas típicas de las entrevistas de trabajo

Además de la famosa pregunta de la debilidad, hay otras cuestiones que también generan incomodidad o confusión. Algunas de las más comunes incluyen:

  • ¿Dónde te ves dentro de 5 años?: En un mundo laboral tan cambiante, muchos trabajadores ya no se plantean objetivos a tan largo plazo. Esta pregunta puede parecer desconectada de la realidad actual.
  • ¿Por qué deberíamos contratarte?: Suena a desafío y pone al candidato a la defensiva. No siempre permite mostrar habilidades reales, sino que obliga a improvisar un discurso autopromocional que puede resultar forzado.
  • Cuéntame algo negativo sobre tu anterior trabajo o jefe: Esta pregunta puede parecer una trampa. Si el candidato critica, queda mal. Si no dice nada, parece evasivo.

Estas preguntas, en lugar de abrir el diálogo, lo limitan. En muchos casos, no aportan información útil para tomar una decisión y, sin embargo, siguen formando parte del guion habitual.
La buena noticia es que, poco a poco, muchas empresas están cambiando su forma de hacer entrevistas de trabajo. Se buscan dinámicas más cercanas, preguntas más personales y un trato más horizontal, o al menos eso piensa la socióloga Andrea Ramos. Porque lo que realmente marca la diferencia en un proceso de selección no es la respuesta perfecta, sino la conexión auténtica entre las personas. Las entrevistas no deberían ser un teatro donde todos interpretan un papel. Debería ser un espacio para la verdad, la escucha y la decisión conjunta. Y quizás, si empezamos a cambiar la forma de entenderlas, dejaremos de temerlas tanto, y empezaremos a valorarlas como una oportunidad real de crecimiento, tanto para el que busca como para el que ofrece.

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