Quizá te suene: entras a la ducha, enciendes el agua y, cuando te fijas, las juntas de silicona lucen un desagradable tono negro que fastidia la estética del baño. Has probado a frotar con el estropajo de toda la vida, pero el dichoso moho sigue ahí, imperturbable. Entre el vapor y la humedad diaria, este visitante indeseado aparece antes de que puedas cantar “¡otra ronda de champú!”. Y claro, llega el momento en el que te preguntas si toca cambiar toda la silicona o resignarte a convivir con las manchas. Tranquilidad absoluta: la solución es más fácil, barata y rápida de lo que imaginas. De hecho, basta un solo producto que, salvo catástrofe doméstica, ronda siempre por tu armario de limpieza.
¿Cómo eliminar el moho de la silicona con un único ingrediente?
Si ya te has dejado media vida restregando sin éxito, hoy te traigo el método exprés para despedirte del moho sin dramas ni gastos absurdos. Antes de empezar, traduce “cloro doméstico” a “lejía de toda la vida” para que no queden dudas sobre el protagonista de la operación.
- 1. Equípate bien. Ponte guantes de goma para proteger la piel.
- 2. Prepara la artillería. Vierte un poco de lejía en un recipiente resistente.
- 3. Satura el papel. Humedece varios trozos de papel higiénico o servilletas en la lejía.
- 4. Apunta y dispara. Coloca esas tiras sobre la silicona manchada, presiona para que la lejía entre en contacto directo con el moho y déjalo actuar 24 horas.
- 5. Retirada gloriosa. Pasado el día, quita el papel y comprueba cómo el negro se ha esfumado.
Por consiguiente, en la mayoría de las ocasiones disfrutarás de una junta blanca reluciente sin haberte dejado el brazo ni un euro extra. Además, te evitas la siempre incómoda visita del moho regresando cada dos por tres.
¿Y si el moho se resiste incluso después del truco?
No todo va a salir perfecto al primer intento; a veces el moho es testarudo. Si tras las 24 horas aún ves manchas, no maldigas al cielo: toca pasar al plan B. Primero, retira la silicona afectada con una espátula pequeña (sí, esa herramienta plana para rascar). Después, limpia la zona con agua jabonosa mezclada con un chorrito de vinagre (el vinagre actúa como desinfectante natural) y, muy importante, deja que todo se seque por completo.
Una vez la superficie esté libre de humedad, aplica una nueva capa de silicona “antihongos”, diseñada precisamente para prevenir futuros invitados no deseados. De ahí que, aunque suene a trabajo extra, te ahorres tiempo y disgustos a largo plazo.