La Agencia Tributaria obliga a justificar el origen o destino del dinero en metálico cuando se supera cierto umbral, con sanciones que pueden alcanzar el 150% de la cantidad no declarada
El uso de dinero en efectivo, aunque cada vez menos frecuente, sigue formando parte del día a día de muchas personas. Sin embargo, la Agencia Tributaria ha decidido reforzar el control sobre este tipo de operaciones. Desde hace algunos meses, Hacienda ha endurecido los criterios de vigilancia sobre los movimientos de efectivo, sobre todo cuando se trata de ingresos o retiradas bancarias de grandes sumas sin justificación previa. ¿El objetivo? Combatir la economía sumergida y las prácticas de evasión fiscal.
¿A partir de qué cantidad puede actuar Hacienda?
Aunque no existe una cifra oficial a partir de la cual haya que declarar, las entidades bancarias están legalmente obligadas a informar de cualquier operación en metálico igual o superior a los 3.000 euros. Pero el foco no está solo en las grandes cifras.
También se vigilan los movimientos reiterados de pequeñas cantidades por ejemplo, retiradas o ingresos de 1.000 euros en distintos días que puedan hacer sospechar a Hacienda de una posible maniobra para eludir el radar fiscal.
¿Cómo se justifica el dinero en efectivo?
¿Qué se considera una justificación válida? Según explica la propia Agencia Tributaria, es necesario aportar documentación que respalde el origen o el destino del dinero. Esto puede incluir facturas, contratos, escrituras de herencia o cualquier prueba que respalde la legalidad de la transacción.
En ausencia de una justificación clara, las consecuencias pueden ser serias: Hacienda puede imponer sanciones que oscilan entre el 50% y el 150% del importe no justificado, lo que en los casos más graves puede traducirse en multas de hasta 150.000 euros.
Una estrategia contra la economía sumergida
Este refuerzo en el control no es casual. Forma parte de una estrategia más amplia para reducir el uso de dinero opaco, que facilita prácticas como el fraude fiscal o el blanqueo de capitales. El efectivo, por su propia naturaleza, escapa más fácilmente al control digital, lo que lo convierte en un instrumento habitual para la economía sumergida.
A pesar de todo, el efectivo sigue generando debate. Su posible desaparición total algo que algunos sectores temen supondría un cambio radical, tanto en términos de privacidad como de seguridad digital. Mientras tanto, Hacienda insiste: quien use dinero en metálico, que lo haga con papeles en regla. Porque a partir de ahora, no todo vale.