Puede que te suene exagerado, pero lo cierto es que España está entrando en una nueva etapa en lo que al uso del dinero en efectivo se refiere. Lo que hace apenas unos años era una práctica muy normal: llevar billetes y monedas encima para pagar una cena, una reforma o hasta un coche de segunda mano, está cada vez más vigilado, más limitado y, en algunos casos, directamente prohibido. Y no se trata de una moda pasajera o de una recomendación de esas que caen en saco roto. Es una norma del Gobierno. Una norma que nos afecta a todos: a ti, a mí, al tendero de la esquina y al empresario más grande del país. Y es que Hacienda ha endurecido su postura respecto al uso del efectivo, y conviene estar al tanto antes de que una acción tan inocente como pagar en metálico termine convirtiéndose en un verdadero quebradero de cabeza.
¿Por qué quiere el Gobierno limitar el uso del dinero en efectivo?
Vamos al grano. A partir de ahora, si estás pensando en hacer un pago en efectivo que supere los 1.000 euros, tendrás que pensártelo dos veces. Literalmente, no está permitido. Así, sin medias tintas. La ley ha cambiado, y lo que antes podía parecer un gesto práctico o discreto, hoy puede considerarse una infracción administrativa. ¿Pero a que se debe esta medida? Existen varias respuestas, pero hay una razón de peso que lo explica casi todo: el control. Hacienda quiere frenar el fraude fiscal, la economía sumergida y los movimientos de dinero opacos que escapan al sistema. En otras palabras, quiere saber de donde viene el dinero, adonde va y en que se utiliza. Algo que, con los pagos digitales, queda registrado con precisión quirúrgica.
Esto no quiere decir que no puedas sacar dinero del cajero, ni pagar un café en la barra del bar. Lo que no puedes hacer es utilizar el efectivo para realizar operaciones grandes. Imagina, por ejemplo, que decides renovar tu cocina y pactas con el profesional de turno un pago de 2.500 euros en metálico. Si lo haces, ambos estaréis incumpliendo la normativa. Da igual que sea de mutuo acuerdo o que no haya mala intención. El límite está marcado, y sobrepasarlo tendrá consecuencias.
¿A qué sanciones se enfrentan quienes incumplan esta norma?
Y hablando de consecuencias, ojo: las sanciones no son para nada simbólicas. Si se detecta que se ha superado el umbral permitido, las multas pueden alcanzar el 25% del importe pagado. Sí, has leído bien. Si pagas 3.000 euros en efectivo, podrías enfrentarte a una sanción de 750 euros. No es precisamente calderilla. Lo interesante, y lo que a muchos se les pasa por alto, es que esta medida no solo afecta a empresarios o autónomos. También implica a cualquier particular que realice una operación con otra persona física o jurídica. Así que si eres de los que piensan “esto es para las grandes empresas, a mí no me afecta”, te conviene replanteártelo. La ley es clara y no distingue entre grandes y pequeños si el dinero en juego supera el umbral permitido.
Además, en un entorno cada vez más digitalizado, donde el Bizum se ha convertido en verbo y pagar con el móvil es la nueva normalidad, limitar el efectivo parece un paso lógico para las autoridades. Pero también plantea algunas preguntas incómodas: ¿se está perdiendo la libertad de decidir como usar nuestro propio dinero? ¿Hasta qué punto el control puede afectar a la privacidad? Estas preguntas tienen muchas respuestas posibles, pero lo que no admite discusión es el cambio normativo. Está vigente, se aplica desde ya, y no conocerlo no te exime de su cumplimiento. La información es poder, y en este caso, conocer los límites del efectivo puede librarte de sustos innecesarios.
Así que si tienes costumbre de usar el efectivo para todo, ha llegado el momento de adaptarte. No porque lo diga esta noticia, ni porque esté de moda, sino porque las reglas del juego han cambiado, y lo han hecho para todos.
¿Con cuánto dinero en efectivo puedo ir por la calle sin que me multen o me lo confisquen?
Hablemos ahora del límite legal de dinero en efectivo que podemos llevar en el bolsillo mientras paseamos por la calle, conducimos nuestro vehículo o cruzamos la frontera de algún país vecino. Y es que Hacienda ha establecido el máximo que una solo persona puede transportar sin tener que declarar su procedencia. Este límite queda marcado en 99.999 euros en efectivo. Si se supera esta cantidad, se deberá rellenar y presentar el Modelo S1 en las Dependencias Provinciales de Aduanas e Impuestos Especiales de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT), telemáticamente a través de la sede electrónica o a través de entidades de crédito, si el movimiento implica una cuenta bancaria.
Esta norma se aplica siempre y cuando nos movamos dentro del territorio nacional. Para salidas y entradas desde el extranjero, el límite legal de efectivo que podemos llevar encima es de 9.999 euros. De esta manera, se pretende evitar la fuga de capitales a paraísos fiscales como Andorra o Suiza. Si queremos exportar o importar cantidades más altas, también tendremos que cumplimentar el Modelo S1.