Hay días en los que basta hacer cola en la panadería para comprobar que la paciencia tiene un límite. Todos hemos sufrido al típico que se salta el turno, al que vocea la conversación del móvil o al que decide ver vídeos a todo volumen en el autobús. Para saber si esas escenas son cosa de nuestra imaginación o si, de verdad, hay lugares donde ocurren más que en otros, la plataforma de clases de idiomas Preply ha preguntado a 1.500 personas en 19 zonas del país.
El resultado dibuja un mapa algo sorprendente, o no tanto, según a quién le preguntemos, sobre la (mala) educación patria. Lo más llamativo es que la capital tinerfeña se lleva la «medalla» con una puntuación media de 6,06 sobre 10, seguida muy de cerca por Granada (5,95) y Alicante‑Elche (5,81). En el extremo contrario, Vigo se cuelga la etiqueta de ciudad más cortés con un 5,17.
¿Qué ciudades se llevan la peor fama?
Preply asignó a cada urbe una nota de 1 a 10 en función de la frecuencia con la que los encuestados declaran toparse con comportamientos poco educados. La lista deja clara que el Atlántico y el Mediterráneo se reparten, casi a partes iguales, la gradación de los malos modales.
Lista de las 10 ciudades más maleducadas y su puntuación media
- Santa Cruz de Tenerife – 6,06.
- Granada – 5,95.
- Alicante‑Elche – 5,81.
- San Sebastián – 5,77.
- Bilbao – 5,73.
- Palma – 5,69.
- Barcelona – 5,64.
- Málaga – 5,61.
- Valladolid – 5,58.
- Madrid – 5,53.
Como punto de referencia amable, Vigo (5,17), A Coruña‑Oleiros‑Arteixo (5,18) y Valencia (5,28) ocupan el podio de la buena educación.
Entonces, ¿qué gestos nos ponen de los nervios?
El informe desmenuza los comportamientos que despiertan más antipatía. Encabeza la lista (sin sorpresas) la manía de estar todo el rato pegado al móvil en público. Le siguen la escasa hospitalidad hacia forasteros, ver vídeos a pleno volumen, montar barullo innecesario y, en último lugar, dar propina. Resulta curioso que lo que en otros países es casi obligatorio aquí se perciba como una falta de tacto, quizá porque, cuando la cuenta ya duele en el bolsillo, el céntimo extra se siente como broma pesada.
Por otro lado, la encuesta pregunta si son los habitantes de cada ciudad o los visitantes quienes suelen pasarse de la raya. Un 26,04 % señala a los locales, un 21,25 % culpa a los forasteros, mientras que un 40,97 % considera que ambos colectivos comparten la misma dosis de mala educación. El 11,74 % restante confiesa no tenerlo claro.
Algunos consejos para no engordar el ranking
En primer lugar, si vas a hablar por teléfono en la calle, usa auriculares y baja el tono: tu drama laboral no necesita público. Además, cuando visites una ciudad, sea tuya o ajena, mantén la costumbre de saludar y despedirte; el “hola” y el “gracias” siguen siendo la mejor tarjeta de presentación.
Por otro lado, evita reproducir vídeos sin auriculares: tu canción del verano no es necesariamente la de todos. Y no olvides que atender a un turista despistado puede ahorrarte a ti la misma cara de susto en otro destino. En definitiva, la educación cuesta cero euros y, bien mirado, ahorra más de un disgusto a ambos lados del mostrador.