¿Te suena esa sensación de mirar el retrovisor y pensar: “a este paso, mi coche va a ser pieza de museo”? Cada mañana miles de conductores españoles afrontan el mismo escenario: semáforo en rojo, pitada del de atrás y, ahora, un nuevo cartel que reza “Zona de Bajas Emisiones”. Y no, no es ciencia ficción. Desde enero de 2025, la ley exige que toda ciudad con más de 50.000 vecinos cierre el grifo a los tubos de escape más contaminantes.
El problema es que más de cien municipios siguen “en obras” (o directamente ni han empezado), mientras otros ya reparten multas como churros. Moraleja: si tu coche lleva la pegatina amarilla (B) o la verde (C), tienes que tomar nota… o el único viaje que harás será al desguace más cercano.
¿Qué ciudades echarán el cierre primero a los coches con etiqueta B y C?
Aunque la normativa habla de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE), es decir, áreas urbanas donde se restringe el tráfico para bajar la contaminación, muchos ayuntamientos van por libre. Cataluña, por ejemplo, ha decidido aplicar el “modo duro” en 70 localidades de más de 20.000 habitantes, muy por encima del umbral estatal de 50 000. Palma, Bilbao y Málaga tampoco se quedan cortas. ¿Quieres una versión de bolsillo que puedas guardar en el móvil? Aquí la tienes:
- Cataluña: Etiqueta B fuera en episodios de contaminación desde 2026 y prohibición total el 1 de enero de 2028.
- Palma de Mallorca: “Adiós” a los B el 1 de enero de 2027; los C caen en 2030.
- Bilbao: Los B no podrán entrar en 2025 (los empadronados consiguen prórroga hasta 2029).
- San Sebastián: Cortafuegos para los B en 2028.
- Málaga: Bloqueo a los B en 2027.
- Madrid: Los B y C sí entran, pero deben aparcar en un parking concertado o pagarán 200 € de multa.
Como ves, el calendario es tan variado como una tapa de croquetas mixtas: parecido, pero nunca igual. Y eso complica todavía más la vida al conductor medio.
Cataluña se pone el traje de poli malo
En la comunidad catalana no se andan con medias tintas. Si hoy superas los niveles de contaminación, mañana tu coche B duerme en las afueras. La Generalitat ha confirmado que, a partir de 2026, cualquier episodio de alta polución activará el veto automático a esos turismos gasolina matriculados desde 2001 y diésel desde 2006. ¿Creías que habría marcha atrás? Ni hablar: el 1 de enero de 2028 la prohibición será definitiva. Barcelona, Gerona, Tarrasa o Badalona ya se preparan para un aire más limpio… y para colapsar las estaciones de transporte público, todo sea dicho.
Por si fuera poco, Cataluña aplica las ZBE a partir de los 20.000 habitantes. Resultado: casi 70 ciudades con señales nuevas, cámaras lectoras de matrícula y, cómo no, sanciones listas para disparar. Avisado quedas.
Palma, Bilbao, Donosti y Málaga: cada maestrillo con su librillo
En Palma de Mallorca el consistorio aprobó que ningún coche con etiqueta B circule por su anillo ZBE desde el 1 de enero de 2027; los C tendrán tres años más de prórroga y un último “hasta luego” en 2030.
Bilbao ha sido más drástico: los B se vetan en 2025, salvo los vecinos empadronados que podrán exprimir su coche hasta 2029. San Sebastián, por su parte, adelanta la fecha a 2028. ¿Y Málaga? Pues sus concejales apuntan a 2027 para empezar a decir “no gracias” a los coches amarillos.
Detrás de estas fechas hay política, presión europea y, por supuesto, la eterna lucha contra las partículas PM2.5. Pero también hay un detalle práctico: cuanto antes actives la ZBE, antes puedes optar a subvenciones estatales y europeas. Nadie dijo que la burocracia no supiera usar la zanahoria y el palo a la vez.
Madrid: aparca o afloja 200 euros, tú eliges
La capital juega en otra liga. Sus Zonas de Bajas Emisiones de Especial Protección (ZBEDEP) permiten que los coches B y C entren… siempre que se dirijan a un aparcamiento concertado. Sí, has leído bien: puedes cruzar la línea, pero solo para meter tu coche bajo tierra y pagar la tarifa de turno. Si aparcas en la calle, la cámara multa y la sanción son 200 € (100 € por pronto pago, la alegría de la casa).
La medida, estrenada en 2024, ha reducido la circulación un 9 % en el interior de la M-30, según el Ayuntamiento. Pero la broma también ha disparado la ocupación de parkings y, de paso, las quejas de los residentes: “Mi barrio parece un puzzle de coches de alquiler”, comentan en Lavapiés. Ironías del progreso.