¿Quién no ha soltado un “¡mira qué agua turbia!”, al asomarse al Mediterráneo urbano? Sin embargo, el buceador y creador de contenido Sergio Bellido acaba de recordarnos que, tras la cortina de latas y toallitas, hay todo un vecindario marino que no entiende de selfis. Su inmersión de finales de abril de 2025 frente al espigón del Fòrum empezó con un pulpo “custodiado” por un serrano y terminó en un catálogo viviente de colores y tentáculos.
Y sí, quizá sigamos tirando más basura de la que reconocemos, pero el fondo barcelonés se resiste a morir de aburrimiento. ¿Curioso? Pega un sorbo a tu café y baja estos metros conmigo: te prometo un viaje exprés (sin mojarte) por una biodiversidad que sorprende hasta al más cínico.
¿Qué encontró Sergio Bellido bajo el agua?
Sergio Bellido, 23 años y casi 240 000 seguidores en TikTok, se sumergió el 28 de abril de 2025 y, antes de ajustar la boya de flotabilidad, ya tenía un pulpo común (Octopus vulgaris) pegado al visor, escoltado por un serrano (Serranus cabrilla). Además de la curiosa pareja, grabó un banco de salmonetes de roca, varias anémonas y al menos dos nudibranquios de colores chillones.
Lejos de ser una anécdota aislada, la escena coincide con los datos del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC): en las playas de Barcelona viven más de 500 especies marinas distintas, algunas tan inesperadas como la liebre de mar (Aplysia dactylomela), cuya presencia se relaciona con el aumento de temperatura del agua.
Radiografía rápida de las especies que conviven frente al Fòrum
Aunque la lista completa necesitaría un pergamino, estas son las protagonistas que más sorprenden a los buceadores urbanos:
Especie (nombre común) | Tipo | Rasgo llamativo |
---|---|---|
Pulpo común (Octopus vulgaris) | Autóctona | Capacidad de camuflaje extremo |
Serrano (Serranus cabrilla) | Autóctona | “Guardaespaldas” natural de pulpos |
Salmonete de roca (Mullus surmuletus) | Autóctona | Forma bancos compactos y vistosos |
Nudibranquio (Flabellina affinis) | Autóctona | Colores eléctricos; secreta toxinas |
Liebre de mar (Aplysia dactylomela) | Exótica | Llegada ligada al calentamiento del agua |
Detrás de esta diversidad se esconden estructuras artificiales (muelles, bloques de hormigón, incluso chatarra sumergida) que sirven de “pisos de protección oficial” para algas, invertebrados y peces jóvenes. Gracias a ellas, y a pesar de la basura flotante, el ecosistema local mantiene un pulso tan firme que ya lo estudian varias universidades.
¿Cómo sobrevive tanta vida entre latas y toallas?
Que la costa urbana esté salpicada de residuos no impide que los organismos echen raíces (o ventosas). Las superficies rugosas de latas y restos metálicos actúan como arrecifes improvisados donde se fijan algas, esponjas y huevos de peces. Por otro lado, la temperatura media del agua ha subido casi 1,5 °C desde 1985, lo que facilita la llegada de especies “veraniegas” como la liebre de mar. De ahí que especialistas del ICM insistan en que la mejor terapia consiste en menos plásticos y más limpiezas coordinadas.
Curiosamente, ciertos invertebrados han aprendido a colonizar hasta una toalla de playa hundida: un recordatorio irónico de que la naturaleza recicla lo que nosotros tiramos… aunque no debería tener que hacerlo.
Cómo puedes ayudar a partir de hoy
Porque no todo va de mirar vídeos virales, aquí tienes cinco pasos sencillos para sumarte a la preservación del litoral barcelonés:
- No arrojes colillas ni toallitas: parecen menudas, pero tardan hasta 10 años en degradarse.
- Apúntate a limpiezas de costa: el Ayuntamiento y varias ONG organizan jornadas gratuitas cada mes.
- Reduce plásticos de un solo uso: la bolsa que no llevas a la playa nunca acabará entre algas.
- Descarga apps de avistamiento: tus fotos ayudan a los científicos a mapear especies.
- Comparte contenido responsable: si subes vídeos o fotos, incluye datos sobre cómo cuidar el entorno.
Aplicar alguna (o todas) estas medidas no te costará ni un euro y, de paso, evitará que el próximo pulpo tenga que esconderse tras una lata de refresco. Tu pequeño gesto puede sumar más biodiversidad que mil filtros de Instagram.