A todos nos ha pasado: entras en un supermercado nuevo y, de pronto, parece que has aterrizado en otro planeta. La luz blanca, el olor a pan recién horneado y ese pasillo infinito de productos que jura-juradito no estaban en tu tienda de siempre. Pues imagina que llegas de Ecuador y lo primero que te saluda son decenas de jamones colgados a la altura de los ojos. Eso le ha ocurrido a Dayana, una usuaria de TikTok que ha convertido su sorpresa en trending topic.
Entre jamones que parecen lámparas, conejos empaquetados y un festival de quesos, la chica ha tenido que sacar el móvil para documentar cada detalle. Y ojo, que no se ha quedado ahí: las máquinas de zumo y las aceitunas haciendo cola tampoco han pasado desapercibidas. El resultado es un pequeño choque cultural que nos recuerda que, a veces, la rutina de llenar la nevera trae más emoción que una serie de Netflix.
¿Qué se encuentra en la charcutería nada más entrar?
Ver jamones enteros colgados puede parecer tan normal para un español como tomarse un café con leche, pero para Dayana fue toda una postal costumbrista. Un jamón ibérico de bellota de 8 kg ronda entre 350 € y 500 €, es decir, unos 50-70 € por kilo, y puede curarse durante 24-36 meses.
No es una manía local sin más: solo en 2024 España exportó 60 846 toneladas de jamón curado, con una facturación récord de 722,14 millones de euros. Así que sí: el jamón se exhibe como trofeo porque vende, y mucho.
En la península, el conejo no es mascota sino cena. Los mataderos españoles sacaron 33 829 toneladas en 2024, aunque el consumo ha caído hasta apenas 0,75 kg por persona y año. Aun así, el clásico arroz con conejo sigue mandando y explica por qué Dayana lo ve tan campante junto al pollo.
En la costa ecuatoriana este animal ni figura en la lista de la compra; allí reina el cuy. Así que el asombro está asegurado: donde unos ven tradición, otros ven pura novedad.
¿Cómo se explica la avalancha de quesos?
España presume de más de 150 tipos de queso y 31 figuras de calidad oficial (DOP e IGP). De cabrales azulón a manchegos curados, cada región defiende su pieza con orgullo. Para la tiktoker, acostumbrada al queso fresco de vaca, la vitrina fue como abrir Netflix y descubrir 150 series nuevas: imposible elegir sin maratón previa. Por otro lado, las máquinas automáticas de naranjas se han colado en muchos establecimientos desde 2024 como reclamo “healthy”. El sector las presenta como la revolución del zumo fresco en tienda.
Dayana alucina porque, en Ecuador, los zumos naturales se piden en fruterías o puestos callejeros, no junto al pasillo de los cereales. Aquí, en cambio, exprimes la fruta y sales con brazo de tenista incluido. También hay que destacar que España lidera la UE con el 62 % de la producción de aceituna de mesa y cultiva más de 200 variedades. Aun así, cada español “solo” se come 2,32 kg al año en casa; el resto se reparte entre bares y exportaciones.
Para Dayana, que en Quito solo ve aceitunas importadas a precio casi de joyería, la bandeja de degustación parecía una tómbola infinita de sabores, de la hojiblanca a la gordal sevillana.