La maestra de música valora la estabilidad y las vacaciones, pero critica la falta de ascensos e incentivos y que se cobre lo mismo pese a rendimientos distintos. Sus palabras desatan reacciones y recordatorios sobre la promoción interna.
El funcionariado ofrece estabilidad, buenas vacaciones y horarios que facilitan la conciliación. Aun así, persiste el recelo social: se repite que “los funcionarios no trabajan” o que “viven muy bien”. En ese contexto, Laura Daporta, maestra de música, lanza su reflexión: “Ser funcionario es un asco. Pero antes de tirarme hate, escucha”.
Funcionariado, estabilidad y una cara B sin ascensos ni subidas salariales importantes
Daporta admite que la tranquilidad de cobrar cada mes es un punto fuerte y que las vacaciones cuentan mucho. Pero, para perfiles ambiciosos, lo ve frustrante: sostiene que, hagas lo que hagas, no puedes aspirar a algo más; no hay ascensos ni subidas de sueldo importantes. Además, denuncia una desigualdad: “con el cuento de que somos intocables, te vas a encontrar con gente que seguro que trabaja la mitad de lo que trabajas tú y aun así esa persona va a cobrar lo mismo”.
En su mensaje resume ventajas y problemas con ejemplos concretos.
- Tranquilidad por un sueldo que llega a fin de mes.
- Vacaciones y conciliación valoradas.
- Frustración para quienes aspiran a progresar profesionalmente.
- Ausencia de ascensos y de subidas de sueldo importantes.
- Mismo salario aunque algunas personas trabajen bastante menos.
También relata que se hacen horas extra no retribuidas, como el tiempo adicional de los maestros para preparar clases o curso.
De ahí su idea: “Me encantaría que los funcionarios no fuésemos tan intocables, creo que mucha gente se pondría las pilas”. Así de claro.
Críticas a los funcionarios intocables y reacciones: supervisión, manía social y promoción interna
Sostiene que, si no fueran “tan intocables”, “el país no nos tendría tanta manía y cierta gente se pondría más las pilas”. Lo ve como un win to win para quien hace bien su trabajo y añade seguridad personal: “A mí, por ejemplo, me daría cero miedo no ser intocable porque estoy muy segura de lo que hago y ya está”. ¿Haría falta más supervisión para premiar el rendimiento?
La conversación se polarizó. A favor: “yo soy funcionaria y opino como tú. Creo que es necesario una mayor supervisión de nuestro trabajo porque se ven cosas vergonzosas y a veces veo muy normal que tengamos la fama que tenemos”. En contra: “pobrecita, trabaja para el estado para no correr riesgo y se queja. 14 pagas y vacaciones todo el verano y Navidad”. Muchos usuarios también le informaban de que los funcionarios pueden ascender a través de la promoción interna. ¿Será ese el camino? Ojo, el debate sigue abierto.
Mantener la estabilidad, pero introducir incentivos y controles que reconozcan a quienes se dejan la piel. Por consiguiente, Daporta sugiere que la intocabilidad condiciona la percepción social y el esfuerzo dentro de la administración.







