Tenía hambre, paró 20 minutos a comer churros y lo despidieron: era conductor de ambulancia y llevaba enfermos a bordo

Un conductor de ambulancia de Guadalajara es despedido, según dice él, de manera improcedente por vulnerar sus derechos fundamentales como trabajador. En este caso, el derecho que el trabajador alega fue vulnerado es el derecho a un descanso durante la jornada de trabajo. Hasta aquí todo hace parecer que el trabajador lleva la razón y que la empresa, Digamar Servicios S.L. realmente ha incurrido en un despido improcedente hacia su persona. El problema reside en que dicho descanso para comerse unos churros se produjo mientras cargaba con un enfermo a bordo de la ambulancia que conducía. Estos hechos han llevado al Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha a desestimar el recurso de súplica presentado por el trabajador.

Retrasos, velocidades excesivas y enfermos sin recoger: estos son algunos de los hechos que motivaron el despido

El conductor de esta ambulancia también alega que la empresa ha tomado represalias hacia él por formar parte de un sindicato. Hechos que, por supuesto, la empresa niega y que además ha podido aportar pruebas de que otro de los motivos por los que este conductor ha sido despedido es que llegó tarde al trabajo, y para intentar recuperar el tiempo perdido, circulaba con la ambulancia a 143 km/h, también con pacientes a bordo. Digamar Servicios S.L., la empresa donde este conductor trabajaba hasta que se produjo su despido, se dedica al transporte de enfermos por carretera y tiene contratos con el SESCAM (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha). La labor de este hombre consistía en trasladar pacientes y enfermos a hospitales y centros de salud.

Otra de las razones que motivó el despido fue que, en una ocasión, el conductor retrasó por su propia cuenta la recogida de un paciente, incumpliendo el horario establecido por la empresa. Incluso este hombre había llegado a ser advertido en repetidas ocasiones por saltarse los controles necesarios para el mantenimiento del vehículo sanitario y hacer paradas sin autorización de sus superiores para ir a cafeterías y churrerías, con y sin enfermos a bordo. Esta situación afectaba de forma muy grave al normal funcionamiento del servicio prestado.

El conductor pidió que lo indemnizaran con 35.000 euros, pero la justicia se los deniega

A pesar de las alegaciones presentadas por el trabajador, el cual argumentó que todos aquellos hechos se produjeron por problemas técnicos del vehículo o de su propia salud, la empresa consideró que estaba en su derecho que proceder a un despido disciplinario debidamente justificado. Sin embargo, el afectado alegó que el despido se produjo como represalia ante su papel en el sindicato y la reclamación de las horas extras que la empresa le debía en aquel momento. De modo que el conductor de ambulancia se presentó en los juzgados e interpuso una demanda contra la empresa. En dicha demanda, el trabajador solicitaba además una indemnización de 35.000 euros por los daños causados a su persona.

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