Cobra más de 85.000 euros anuales, pero su mayor preocupación es la soledad y una hipoteca de 215.989,20 euros que no termina de pagar. ¿Se pueden compatibilizar ambas realidades?
El caso de un antiguo empleado del gobierno de Estados Unidos que, a sus 63 años, percibe una pensión anual de 85.495,72 euros y cuenta con unos ahorros de 89.995,50 euros, no deja de sorprender. Sin embargo, su aparente desahogo económico choca con el hecho de seguir debiendo 215.989,20 euros de su vivienda. Para él, la decisión de vender y vivir de alquiler podría ser la mejor manera de liberarse de esta carga y, al mismo tiempo, rodearse de gente. ¿Es viable este plan? De ello dependen no solo las cifras, sino también los gastos mensuales que pretende asumir.
¿Por qué un funcionario jubilado con 63 años y alta pensión debe 215.989,20 euros de hipoteca?
Aunque resulte inusual pensar que alguien con una pensión tan elevada no haya terminado de pagar su casa, las estadísticas confirman que no es un caso aislado. Según datos del censo de Estados Unidos, más del 38% de los hogares con una persona mayor de 65 años aún mantienen una hipoteca. Las razones principales suelen ser la adquisición tardía de la vivienda o la refinanciación de deudas en años anteriores.
Pero, ¿quién puede encontrarse en esta misma situación? Cualquier jubilado que haya ampliado su hipoteca para costear otros gastos (estudios de los hijos, reformas del hogar o imprevistos médicos) podría acabar pagando cuotas hasta los 70 años o más. Para muchos, vender y mudarse a un alquiler estable supone un respiro: mantienen liquidez y no están comprometidos con pagos mensuales prolongados.
Cómo la planificación financiera ayuda a quienes cobran más de 85.000 euros de pensión anual pero aún mantienen deudas
En opinión de expertos como Joe Favorito o Anthony Ogorek, planificadores financieros consultados por medios especializados, todo depende del nivel de gasto personal. Una cosa es disponer de una buena pensión y otra muy distinta es saber administrarla. ¿Te interesa saber más? Lo primero, según aconsejan, es analizar de forma realista las partidas de gasto básicas (alimentación, suministros, seguros médicos) y las discrecionales (ocio, viajes o caprichos personales).
También subrayan la importancia de contar con un presupuesto. De hecho, Ogorek advierte que sin saber qué cantidad se destina cada mes a vivir, es imposible determinar la sostenibilidad de ningún plan de jubilación. Por eso, recomiendan diseñar un cuadro de ingresos y gastos realistas antes de embarcarse en la decisión de vender o mantener la vivienda.
A continuación, se muestra una tabla informativa con los datos más relevantes de este caso:
Concepto | Importe Aproximado (euros) |
---|---|
Pensión anual | 85.495,72 |
Hipoteca pendiente | 215.989,20 |
Ahorros disponibles | 89.995,50 |
Estos números permiten entender mejor la magnitud de la deuda y la capacidad de pago de este jubilado. No obstante, conviene recalcar que hay que sumar otros gastos habituales y, probablemente, un seguro médico u otros conceptos.
¿Merece la pena recurrir a un asesor financiero para asegurar la jubilación con una hipoteca tan elevada?
Tanto Joe Favorito como Alonso Rodríguez Segarra, de Advise Financial, coinciden en que la ayuda de un profesional puede marcar la diferencia. Eso sí, el coste del servicio puede oscilar entre 150 y 450 dólares por hora o llegar a tarifas superiores, según la complejidad del caso. Muchos jubilados se preguntan si compensa pagar estos honorarios: la realidad es que, para quien todavía arrastra deudas considerables, puede ser una inversión decisiva.
La clave radica en saber cuánto se gasta mensualmente y no superar la cantidad que llega a fin de mes. De ahí que los expertos insistan en la importancia de no improvisar y, si es necesario, buscar asesoramiento antes de tomar decisiones que afecten al patrimonio a largo plazo. ¿Quiénes pueden solicitar este servicio? Prácticamente, cualquier persona que desee un plan de jubilación estructurado, conociendo de antemano sus posibles escenarios de ingresos y gastos.
Por consiguiente, vender una vivienda para vivir de alquiler a los 63 años y con una alta pensión no es una idea descabellada. Todo depende de la prudencia financiera, las prioridades personales y la voluntad de planificar con antelación. Al final, el gran interrogante no se reduce solo a las cifras, sino también a la calidad de vida que se desea mantener: “Soy soltero y no quiero estar solo a medida que envejezco”, confiesa el protagonista de esta historia. Su necesidad va más allá de una simple cuestión económica; busca compañía y seguridad.