Un hombre pasa más de dos décadas viviendo como un mendigo para poder ahorrar 785.000 euros y jubilarse a los 45

Ahorrar a lo bestia para dejar de trabajar pronto suena tentador; llevarlo al extremo durante dos décadas, no tanto. Un japonés arrancó con 25 años, sueldo de 5 millones de yenes (unos 29.000 euros) y un plan: acumular 100 millones de yenes y jubilarse cuanto antes. Lo consiguió, y más: en enero de 2025 alcanzó 135 millones de yenes, cerca de 785.000 euros. Para llegar hasta ahí vivió con lo mínimo y encadenó jornadas que se alargaban más allá de la medianoche. Sin embargo, a partir de febrero de 2025 el yen empezó a depreciarse con rapidez y el valor real de su hucha se redujo. Su historia se viralizó en Asia y reavivó el debate sobre el movimiento FIRE: ¿merece la pena sacrificar 20 años de vida por una libertad financiera que puede esfumarse?

¿Qué hizo para ahorrar 135 millones de yenes en 20 años y 10 meses?

Durante 20 años y 10 meses mantuvo una vida de mínimos: dormitorio de empresa por 30.000 yenes al mes (175 euros), sin aire acondicionado ni calefacción y con un consumo medido al milímetro. Su cena llegó a ser una ciruela encurtida con arroz y verduras saladas; a veces tiraba de una bebida energética conseguida con puntos gratuitos. No es precisamente el menú del día.

DatoValor
Edad de inicio25 años
Salario anual5 millones de yenes (aprox. 29.000 euros)
Tiempo de ahorro20 años y 10 meses
Objetivo inicial100 millones de yenes (aprox. 580.000 euros)
Ahorro alcanzado (enero de 2025)135 millones de yenes (cerca de 785.000 euros)
AlojamientoDormitorio de empresa por 30.000 yenes/mes (175 euros)
RenunciasAire acondicionado y calefacción
Dieta típicaCiruela encurtida, arroz y verduras saladas; a veces bebida energética con puntos

La cultura corporativa tampoco aflojaba: jornadas que superaban la medianoche y un mantra desde arriba, “Solo trabajando duro y haciendo horas extras se puede alcanzar la felicidad futura”. Él, por su parte, se tatuó mentalmente un alias en redes sociales, “El hombre que definitivamente renunciará (se jubilará)”, y a ratos comparaba su día a día con una condena viendo películas sobre prisiones. De ahí que no saliera, no gastara y no disfrutara: todo se subordinó al ahorro.

¿Cuándo se torció el plan de jubilación anticipada?

En enero de 2025 anunció en redes que había llegado a la meta de 135 millones de yenes y la historia explotó en China. Hubo asombro y compasión: “¿Eran siquiera comestibles sus cenas? Es un milagro que no haya enfermado”, escribió un usuario. Y también reproches financieros: “Si hubiera invertido en oro en lugar de solo ahorrar, no habría perdido tanto”.

Pero la alegría duró poco. A mediados de ese mismo año, el yen empezó a depreciarse con rapidez y sus ahorros perdieron valor. Lo dijo sin rodeos: “Si el yen sigue cayendo, nunca alcanzaré la libertad financiera. ¿Para qué he trabajado estos 21 años? Todo es inútil, es una tragedia”. La caída se aceleró desde febrero de 2025 y, aunque afectó a miles de ahorradores, su caso reabrió con fuerza el debate sobre el FIRE y sus límites: ¿hasta dónde compensa vivir al límite para un futuro incierto?

¿Qué cambió en su día a día al lograr la meta?

Tras alcanzar el objetivo, relajó un poco la cuerda: compró un microondas, empezó a desayunar mejor y escribió un libro con consejos de ahorro que le generó ingresos adicionales. Aun así, el golpe de la moneda lo dejó desorientado; lo resumió así: “Pensé que había escapado del sistema, pero el sistema me alcanzó”.

Hoy, con 45 años, vive con más comodidad, pero con una sensación de vacío. No quiere volver a trabajar, pero tampoco puede repetir la austeridad extrema; en su blog personal lo dejó claro: “No quiero volver a trabajar, pero tampoco puedo vivir como antes. Estoy atrapado entre dos mundos”. En redes y medios asiáticos se cruzan dos lecturas: mártir del ahorro o aviso contra planificar sin diversificar. Un economista en la televisión japonesa lo expresó de forma simple: “Ahorrar está bien, pero hay que vivir también”.

¿Qué puedes aprender si te atrae el FIRE?

Su periplo deja varias lecciones prácticas que nacen de su experiencia y del debate que generó. Si te ronda la cabeza un plan parecido, toma nota de lo básico:

  1. Calcula el riesgo de tipo de cambio e inflación: su ahorro en yenes se vio mermado cuando la moneda se depreció a partir de febrero de 2025.
  2. No lo apuestes todo al ahorro puro: su caso se menciona como advertencia sobre la falta de diversificación.
  3. Cuida lo básico: renunciar a calefacción o aire acondicionado y cenar siempre austero tiene un coste físico y mental.
  4. Revisa el plan de forma periódica: tras alcanzar 135 millones de yenes en enero de 2025, el contexto cambió y obligó a replantear objetivos.
  5. Busca equilibrio: la libertad financiera pierde sentido si el camino se parece a una condena sin disfrute.

En resumen, la disciplina es clave, pero también cómo se llega: él mismo admite que no se arrepiente de tener una meta, sino de perseguirla “sin disfrutar el camino”. Por consiguiente, la utilidad de esta historia es doble: recuerda que el dinero cambia de valor y que la vida, mientras tanto, sigue pasando.

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