California, Suiza y Londres son los destinos donde han logrado independizarse, ahorrar y avanzar profesionalmente tras no encontrar oportunidades en España.
Dar el salto al extranjero sigue siendo la vía de muchos jóvenes para ganar experiencia y vivir de su profesión. Tres testimonios lo ilustran: Alexandra (California), Alejandro (Suiza) y Beatriz (Londres) explican que fuera han encontrado sueldos y opciones de crecimiento que no hallaron en España, con un denominador común: independencia y ahorro.
Trabajar en el extranjero: por qué tantos jóvenes españoles dan el salto y cómo cambia su economía
Tras terminar la universidad, muchas ofertas exigen experiencia que pocos recién titulados tienen. De ahí que aumente la tentación de buscar empleo fuera. Alexandra, murciana y profesora en una universidad de California, dio ese paso tras estudiar dos carreras y aprovechar estancias en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra. Su salario anual supera los 100.000 euros y, pese al alto coste de vida, asegura que el margen que le queda es mayor que en Murcia. Tanto es así que pudo comprar su casa con su primer empleo como docente. ¿Quién no se plantearía algo así?
Además, compara gastos cotidianos: salir a cenar en California puede costar unos 100 dólares por pareja, más la propina. Aun así, subraya que su bienestar compensa: “Me encanta España, me encanta Murcia pero vivo muy bien en California y estoy muy feliz”.
Quién puede conseguir independencia y ahorro trabajando en países como Suiza o Reino Unido hoy en día
Alejandro eligió Suiza para empezar de cero. Reconoce que lo más duro fue encontrar vivienda, pero ahora trabaja como camarero en una conocida cadena de cafés y le alcanza para pagarse una habitación, vivir y ahorrar. Su consejo es claro: aprender el idioma local abre puertas a mejores sueldos y condiciones. Y pone cifras: “Yo cobro 3.700 francos”.
Beatriz, por su parte, encontró en Londres la oportunidad que no le daban en España tras estudiar Bioquímica y un máster en Embriología. Después de unas prácticas no remuneradas, envió currículums fuera y, a través de LinkedIn, una empresa londinense se interesó por su perfil. Su madre relata que le dijeron que cómo, con ese currículum, no la habían contratado en España. Hoy, Beatriz se ha independizado y ahorra: “Te puedes independizar y ahorrar a la vez que tienes vida, no como en España que mucha gente no puede hacerlo a mi edad y, si lo hacen, les cuesta llegar a fin de mes”. Suena bien, ¿verdad?
Antes de lanzarte, conviene tomar nota de lo que repiten estos casos y que puede servirte como hoja de ruta.
- Experiencia y red internacional ayudan; el idioma local marca la diferencia; los salarios permiten ahorrar y ganar autonomía.
Por consiguiente, no se trata solo de cambiar de país: es planificar la transición para que el esfuerzo tenga recompensa. Ojo, no es un camino fácil, pero la mejora puede ser notable.
Tabla con los tres destinos, trabajos y logros que relatan estos españoles que probaron suerte fuera
A continuación, un resumen práctico de los tres casos para visualizar de un vistazo los destinos, el tipo de empleo y el logro principal.
Nombre | Destino | Puesto o sector | Ingreso señalado | Logro destacado |
---|---|---|---|---|
Alexandra | California | Profesora en universidad | Salario anual que supera los 100.000 euros | Compró su casa con su primer empleo como docente |
Alejandro | Suiza | Camarero en cadena de cafés | “Yo cobro 3.700 francos” | Vive en habitación, cubre gastos y además consigue ahorrar |
Beatriz | Londres | Empleo conseguido tras máster y prácticas | Sin cifra concreta; independencia y ahorro | Se independiza y ahorra tras ser contratada vía LinkedIn |
En consecuencia, las historias muestran un patrón: movilidad, esfuerzo y resultados tangibles. ¿Te estás planteando hacer las maletas? Primero, evalúa tu sector, mejora el idioma y prepara una red de contactos. Después, compara costes y salarios. Y, finalmente, decide con cabeza: fuera hay oportunidades, sí, pero requieren planificación y constancia. Dicho de forma coloquial: no es moco de pavo, aunque el premio puede merecer la pena.