¿Te han soltado en una entrevista un “cuéntame una vez que…” y te has quedado pensando por dónde empezar? Tranquilo, pasa más de lo que parece. Cada vez más empresas introducen sutiles pruebas, preguntas ambiguas, silencios incómodos, contradicciones calculadas o incluso errores en la descripción del puesto, para ver cómo reaccionas bajo presión. No es por fastidiar: buscan competencias que hoy pesan tanto como lo técnico, como la inteligencia emocional, la adaptación y el pensamiento crítico. Por eso la vieja “titulitis” pierde fuelle: ya no vale con acumular diplomas si no aterrizas situaciones reales. La buena noticia es que estas preguntas, llamadas conductuales, se pueden preparar y tienen truco.
¿Qué son las preguntas conductuales y por qué te pillan a contrapié?
Las preguntas conductuales tiran de tu experiencia concreta. Suelen arrancar con fórmulas como “cuéntame una vez que” o “ponme un ejemplo de” y, a partir de ahí, dejan poco contexto para comprobar si ordenas ideas sin irte por las ramas.
Antes de entrar en cómo responder, conviene reconocer las “trampas” habituales que aparecen en los procesos de selección. A continuación tienes un resumen práctico de los recursos más comunes, lo que buscan y cómo encajarlos con cabeza.
Recurso habitual en selección | Qué persigue evaluar | Cómo responder según el enfoque descrito |
---|---|---|
Preguntas ambiguas | Reacción ante la duda y la incertidumbre | Ajusta tu relato a una estructura clara (STAR) y aporta hechos concretos de tu trabajo, sin divagar |
Pausas incómodas | Comportamiento bajo presión | Mantén el hilo con la misma estructura y avanza hasta el resultado, evitando improvisar |
Contradicciones intencionadas | Gestión de la incertidumbre | Vuelve al contexto (situación y tarea) antes de detallar acciones y resultados |
Errores deliberados en la descripción del puesto | Adaptación y pensamiento crítico | Ciñe tu respuesta a tu experiencia real y a resultados verificables |
En resumen, no buscan confundirte por capricho, sino observar cómo manejas la presión, la duda y la incertidumbre más allá de lo que ponga en tu currículum.
¿Cómo contestar preguntas conductuales sin improvisar?
Aquí entra la clave que comparte Adriana Carvajal, que ha trabajado en compañías como Google y LinkedIn y hoy es emprendedora: en estas preguntas, improvisar suele ser lo peor. Si no llevas una estructura clarísima, es fácil perderse; por tanto, necesitas un guion sencillo que el entrevistador pueda seguir sin hacer malabares.
Para practicar, arma tus respuestas con la metodología STAR (situación, tarea, acción y resultados). Este orden te permite ir al grano y no quedarte a medias:
- Situación: ofrece el contexto breve (empresa, puesto y marco).
- Tarea: explica tu responsabilidad concreta en ese escenario.
- Acción: cuenta qué hiciste y qué pasos seguiste, de forma ordenada.
- Resultados: cierra con el impacto logrado, qué mejoró y qué métricas te respaldan.
Esta estructura dibuja principio y final, te ayuda a respetar el tiempo del entrevistador y, de hecho, mejora la primera impresión. Si notas que la otra persona desconecta o muestra hastío, mejor concluir tras el resultado que seguir añadiendo detalles.
¿Qué errores evitar en una entrevista de trabajo?
Primero, no te fíes de la inercia de la titulitis. Durante años el mercado laboral español premió acumular credenciales, pero hoy se valora más lo que puedes aportar de forma práctica, inmediata y realista que la lista de diplomas. Esto no resta importancia a la formación, simplemente redefine su papel dentro del perfil ideal.
Segundo, evita respuestas sin estructura o demasiado largas. Por consiguiente, vigila las señales del interlocutor: si la conversación se enfría, cierra tu historia en el resultado y pasa a la siguiente pregunta. En consecuencia, la preparación deja de ser opcional y se convierte en obligación para no quedar a merced de las “trampas” del proceso.