Esto es lo que opinan jubilados de 80 años sobre la juventud actual: “Antes un niño de 12 años ya trabajaba, no había tiempo para estar triste”

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Entrevistados por el creador de contenido Gerard Masol, varios pensionistas de más de 80 años comparan la disciplina de su infancia con las facilidades actuales y comparten consejos directos para afrontar la ansiedad y la depresión.

Vienen de una vida de pobreza, trabajo temprano y pocas concesiones. Por eso, sostienen que su generación sufrió menos ansiedad y depresión que la actual, rodeada de comodidades pero, a su juicio, con menos límites y fortaleza mental.

Jubilados mayores de 80 años explican por qué los jóvenes sufren más ansiedad hoy

Los entrevistados coinciden: en su niñez no había descanso ni margen para “un día malo”. Uno recuerda que, huérfano a los siete años, alternaba escuela y carpintería: “No me aburría nunca. Si no me levantaba, sabía que me caía un castigo o que ese día no comía”.

Otro subraya el contraste con la juventud actual, donde perciben exceso de facilidades y falta de disciplina. Uno lo resume con crudeza: “Nosotros trabajábamos para sobrevivir. Ellos, en cambio, viven de lo que les dan”.

Para orientar al lector, estas son algunas claves que se repiten en los testimonios:

Causa señaladaResumen del testimonio
Disciplina y límitesLos padres dieron demasiado; ahora, reconocen, falta disciplina.
Trabajo desde niños«Antes un niño de 12 años ya trabajaba; hoy, con esa edad, casi siguen con chupete».
Pobreza y urgencia«No había tiempo para pensar en estar triste. Había que salir adelante».
Redes sociales y dineroLas redes magnifican problemas; «Si no tienes dinero, la depresión se hace más grande. El dinero hace mucho».

La comparación generacional es clara para ellos: la necesidad forjó carácter, mientras que hoy la comodidad puede hacer más frágil el ánimo. ¿Exageran o están señalando un punto incómodo?

Consejos de los pensionistas para evitar la depresión y la apatía diaria

¿Qué hacer en un “día malo”? La receta que repiten es sencilla: moverse y no quedarse en la cama. Ojo, nada de estancarse.

  • Mantener la mente ocupada y evitar quedarse en la cama.
  • Salir a la calle; incluso adoptar un perro “para obligarse a salir”.
  • Hablar con amigos y buscar una ocupación o pequeño trabajo.
  • Reducir el uso de redes sociales: “Que se borren de ellas, que no vivan pegados al móvil”.
  • Cuidarse por fuera para animarse: “Si te arreglas un poco, te ves mejor y más animada”.

Tras esa lista, un mayor lo deja cristalino: “La vida hay que aceptarla como viene. No hay otra”.

Redes sociales, dinero y disciplina en la comparación entre generaciones actuales

Para estos jubilados, las redes agrandan lo que no es esencial y el dinero pesa en el estado de ánimo. “El secreto es moverse, ocupar la mente y no dejarse vencer. La vida es corta y hay que vivirla lo mejor posible”. No hay más vuelta de hoja.

El vídeo de Gerard Masol deja un mensaje rotundo: los mayores aprendieron a no rendirse; los jóvenes tienen medios y formación, pero corren el riesgo de desperdiciarlos. ¿Estamos aprovechando de verdad lo que tenemos?

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