Bélgica ha iniciado una reforma histórica de sus prestaciones por desempleo y enfermedad. El objetivo es claro: acabar con el paro indefinido, revisar las bajas de larga duración y aumentar la participación en el mercado laboral para reducir el déficit público.
El país, pese a mostrar una tasa de paro general del 5,8% y una elevada renta per cápita, arrastra problemas de fondo muy concretos: un desempleo especialmente alto entre extranjeros nacidos fuera de la Unión Europea, un gran número de enfermos de larga duración y una prestación por desempleo que hasta ahora podía cobrarse de por vida.
Bélgica endurece el paro indefinido y limita la prestación vitalicia de desempleo
Hasta el momento, un trabajador belga podía ir al paro con 27 años y mantener la prestación hasta la jubilación, sin límite de duración. Esta posibilidad de “desempleo indefinido” se termina. El Gobierno federal ha comenzado a mandar miles de cartas anunciando el fin de estas prestaciones.
A principios del próximo año, las personas que lleven más de 20 años desempleadas perderán su ayuda. Posteriormente, en varias rondas, también la perderán quienes acumulen más de dos años en paro, salvo algunas excepciones. ¿El objetivo? Que quienes están en los márgenes del sistema vuelvan a la actividad y coticen.
De este modo, el Gobierno del primer ministro Bart De Wever espera que la fuerza laboral crezca en decenas de miles de personas y que se reduzca el paro de larga duración, muy concentrado en determinados colectivos, especialmente la población de origen no belga.
Control más estricto de las bajas por enfermedad y del paro de larga duración
Otra pata de la reforma se centra en los enfermos de larga duración. Bélgica tiene más trabajadores con enfermedades prolongadas que cualquier otro país europeo. Quienes acreditan una afección médica cobran una prestación por discapacidad financiada por la seguridad social.
A partir del próximo año, las personas que lleven más de un año de baja deberán demostrar de forma recurrente y exhaustiva su incapacidad laboral. No vale con un simple “estar enfermo”: habrá un control mucho más intenso. Aquí es donde muchos temen que se persiga a supuestos “enfermos” que en realidad podrían trabajar, mientras otros, realmente incapaces, queden en una situación muy vulnerable.
Para entender dónde quiere actuar el Gobierno, basta con repasar algunos datos que se mencionan en el debate público:
| Problema identificado | Situación descrita en Bélgica según el Gobierno |
|---|---|
| Desempleo entre inmigrantes no UE | Una de las tasas más altas de la eurozona |
| Desempleo de larga duración | Más del 35% del total del desempleo |
| Enfermos de larga duración | Superan ampliamente el medio millón de personas |
| Desempleados de larga duración | Exceden con creces los 100.000 afectados |
Estos números ayudan a explicar por qué se habla de un “mercado laboral atrofiado”: baja tasa de empleo, abandono prolongado del mercado laboral y desajuste entre oferta y demanda.
Objetivos del Gobierno belga con la reforma de prestaciones y ayudas por desempleo
El Ejecutivo quiere reducir la dependencia de las ayudas, aumentar los ingresos fiscales y recortar un déficit público proyectado del 5,3% para 2025, en un contexto de bajo crecimiento del PIB (1% en 2025, subiendo al 1,3% en 2027). No es precisamente un reto pequeño.
Expertos como el economista jefe del banco KBC advierten de que el problema no es solo el desempleo, sino el abandono prolongado del mercado laboral, incluso por enfermedad. Desde BNP Paribas también se pide cautela: el impacto real de estas medidas es difícil de cuantificar y no está claro que vayan a cambiarlo todo.
El Gobierno, sin embargo, confía en que muchos desempleados y beneficiarios de bajas de larga duración se incorporen al mercado de trabajo, reduzcan la escasez de mano de obra y contribuyan con sus impuestos. La oposición de izquierdas alerta de una “debacle social”, al considerar que personas que no pueden trabajar se quedarán sin subsidios. ¿Quién tiene razón? De momento, nadie lo sabe.
En realidad, el debate se mueve entre dos hipótesis: un mercado laboral ineficiente que expulsa a ciertos colectivos y, al mismo tiempo, posibles abusos de quienes aprovechan la ley para no trabajar. Probablemente, como suele pasar, haya una parte de verdad en cada lado.







