Dejarse caer por la plaza del Ángel y oír un solo de saxo mientras pruebas un café ya era casi un ritual para más de uno. Esos taburetes compartidos con desconocidos, las paredes llenas de espejos y la eterna sensación de que el concierto ocurría “a medio metro” formaban parte del paisaje sentimental de Madrid. Por desgracia, ese paisaje tiene fecha de caducidad: el Café Central echa el cierre el 12 de octubre de 2025, justo cuando iba camino de soplar 43 velas. El adiós no pilla a nadie por sorpresa, el run‑rún llevaba años, pero fastidia igual: perder un templo del jazz duele más que una subida en la factura de la luz. Más de uno ya se pregunta dónde se esconderá ahora la magia de una jam improvisada a medianoche.
¿Por qué cierra el Café Central tras 43 años de historia?
Los propietarios del número 10 de la plaza del Ángel han decidido no prorrogar el alquiler. Siete años de tira y afloja no han servido para lograr una cifra concreta que el local pudiera igualar; al final, los dueños optan por clausurar durante un año y, después, ver quién paga más. Dicho sin rodeos, cuando manda el euro se apagan los amplis.
La decisión deja en el aire el futuro de un equipo veterano (camareros, cocineros, técnicos…) que sabía cuál era la canción siguiente casi antes que los músicos. Son 35 personas que, de un plumazo, ven cómo su nómina se va por el desagüe junto con los últimos acordes. Y sí, también es la prueba de que la burocracia inmobiliaria tiene menos swing que un lunes a las ocho.
Las cifras que explican la leyenda del Central
Antes de que baje definitivamente la persiana, conviene repasar los números que, más que fríos, están llenos de calor humano.
- 14.500 actuaciones desde su apertura en 1982
- 1.300.000 asistentes asombrados entre cafés y copas
- 2 pases diarios (salvo la pausa pandémica) en un aforo de solo 70 butacas
- 43 años de vida cultural ininterrumpida en pleno centro de Madrid
Con estos datos sobre la mesa, no es de extrañar que revistas como Down Beat lo colocaran entre los 100 mejores clubes del planeta y Wire lo encumbrara al top 10 europeo.
¿Qué pasará con los trabajadores y los músicos habituales?
Por ahora, la plantilla se queda compuesta y sin escenario. Sin embargo, el programador Javier González no se resigna: ya organiza una despedida a lo grande con viejos conocidos (Javier Colina, Jorge Edelman, Perico Sambeat, Ben Sidran) que quieren tocar “en casa” una última vez. El objetivo es que el Central se marche, sí, pero a todo volumen.
En paralelo, se busca local alternativo que mantenga vivo el proyecto. La prioridad no es solo conservar un negocio, sino proteger treinta y cinco sueldos y una tradición que ha dado más alegrías que muchos bonos culturales juntos.
¿Cómo puedes echar una mano para que el Central renazca?
Si alguna vez tarareaste un estándar entre sus columnas, tienes la oportunidad de devolver el favor. El equipo ha habilitado el correo central2.0@cafecentralmadrid.com para recibir pistas, contactos inmobiliarios o propuestas de colaboración. Quizá tengas un local aparcado, conozcas a un casero jazz‑friendly o simplemente quieras difundir la causa en redes; todo suma.
Por lo tanto, la historia aún no está escrita del todo. De ti depende que, en unos meses, vuelva a escucharse aquello de “primer pase a las ocho” y el latido del Central retome su compás. Porque, si algo nos ha enseñado este club, es que Madrid siempre encuentra un hueco (aunque sea estrecho) para que la música no pare.