El caso de Carlos Solas, enfermo de esofagitis eosinofílica, reabre el debate sobre la dureza de los tribunales médicos y la alta tasa de denegaciones.
Carlos Solas, profesor de tenis de 35 años, pasó del deporte diario a las urgencias constantes por culpa de una esofagitis eosinofílica que le impide tragar con normalidad y le ha dejado una discapacidad reconocida del 49 %. Sin embargo, cuando acudió al tribunal médico del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) para pedir la incapacidad permanente, se encontró con un trato que él describe como “inhumano”. La médica que le examinó llegó a espetarle: “Tú aquí has venido a mentirme”, cerrando una evaluación relámpago que el andaluz resume en una palabra: humillación.
Cómo afecta la esofagitis eosinofílica al derecho a una incapacidad permanente laboral y por qué su diagnóstico llega tarde
Solas sufrió los primeros atragantamientos con 19 años, pero necesitó 13 para poner nombre a su dolencia. Esta enfermedad envía eosinófilos al esófago como falsa defensa, provocando inflamación, bloqueos de comida y, en su caso, migrañas, vértigos y un trastorno neurológico funcional. ¿El resultado? Tres dilataciones esofágicas en un solo año y viajes quincenales de Almería a Madrid para seguir tratamientos multidisciplinares.
Aun así, el tribunal consideró que debía tener la patología “controlada”, ignorando, según el afectado, los informes previamente enviados. El episodio revela la brecha entre los criterios clínicos de los especialistas y la praxis de la Seguridad Social, que vigila con lupa cada petición.
Requisitos, documentos y plazos imprescindibles para no perder la ayuda en la Seguridad Social cuando se solicita una pensión de incapacidad
Antes de plantarse ante el tribunal, cualquier trabajador debe reunir un paquete de pruebas médicas y administrativas. ¿Tienes todo a mano? Compruébalo con esta lista:
- Informes actualizados de especialistas (digestivo, internista, neurología, psicología, etc.).
- Historial de bajas y tratamientos, incluyendo dilataciones, rehabilitación y medicación.
- Certificado de discapacidad (en caso de existir) y grado reconocido.
- Vida laboral y bases de cotización, clave para calcular la pensión.
- DNI y formulario oficial de solicitud (descargable en la sede electrónica o presencial).
Según el INSS, la citación suele llegar con apenas una semana de margen. De ahí que Solas no lograra recabar todos los documentos en ese plazo, algo que la doctora recriminó calificándolo de “follón” consultarlos ella misma en la intranet sanitaria. Para evitar contratiempos, conviene digitalizar cada informe y presentarlo por registro electrónico, además de acudir con copias en papel: la experiencia demuestra que contar con exceso de pruebas es mejor que llegar “justo”.
Por qué más de la mitad de las solicitudes de incapacidad permanente se rechazan en primera instancia y cuánto cuesta recurrir una denegación
Los números hablan solos. Alrededor del 53 % de expedientes acaba con un “no” inicial del INSS, porcentaje que el bufete especializado Fidelitis eleva hasta el 90 % cuando se analizan casos que acaban en sus despachos. Para entender de un vistazo el filtro, basta con esta comparativa:
Año de referencia | Solicitudes registradas | Concesiones iniciales | Denegaciones iniciales |
---|---|---|---|
Último ejercicio | 100 % | 47 % | 53 % |
Tras una denegación, empieza la carrera de fondo: reclamación previa, vía judicial y, a veces, recurso de suplicación. Los honorarios pueden rondar los 2.000 € si se contrata defensa privada, aunque algunos despachos, como el citado, solo cobran si la sentencia resulta favorable. “Lucharé, iré a juicio, haré lo que haga falta”, asegura Solas. No todos pueden permitírselo y, según los abogados, ahí radica la “perversidad” del sistema: se presupone fraude y se anima a pelear únicamente a quien tenga recursos o perseverancia.
Entonces, ¿qué puede aprender cualquier solicitante de la historia de Carlos?
Primero, que un diagnóstico complejo no garantiza la pensión; segundo, que la recopilación documental es vital; y tercero, que la empatía en la consulta marca la diferencia. De hecho, Solas insiste en que “decir ‘no’ se puede hacer sin maltratar”, una llamada a humanizar la evaluación médica que, quizá, muchos potenciales beneficiarios agradecerían escuchar.
Por tanto, si estás valorando pedir la incapacidad permanente, prepara el expediente con tiempo, recuerda tus derechos y no descartes asesorarte antes de la cita: puede ahorrarte más de un disgusto.