Planchar parece fácil… hasta que se te va el santo al cielo y la camiseta favorita acaba con un lamparón marrón. El humo, el olor a churrasco textil y la cara de susto llegan en cadena. ¿Te suena la escena? Tranquilo, no eres el único que ha pasado por ahí. Resulta que la solución no está en una tienda especializada, sino en tu propio botiquín. Sí, el mismo paracetamol que te quita el dolor de cabeza también puede dejar la suela de la plancha reluciente.
¿Por qué un simple paracetamol puede salvar tu plancha?
Quizá te parezca magia, pero detrás hay pura química doméstica. Cuando la pastilla entra en contacto con la placa caliente, se derrite y actúa como un disolvente suave: afloja el hollín y los restos quemados sin dañar el metal. De hecho, este truco se popularizó gracias al canal de YouTube Coser con Ulyana, que mostró cómo una sola tableta puede con años de manchas rebeldes.
Además, usar paracetamol tiene dos ventajas evidentes: es barato y casi siempre lo tienes a mano. Así te evitas salir corriendo a comprar productos específicos que, para colmo, a veces cuestan más que la propia plancha. Y oye, ya que el medicamento estaba próximo a caducar, le das una segunda vida.
Paso a paso: ¿cómo limpiar la plancha con paracetamol?
Antes de lanzarte, prepara un par de minutos y sigue al pie de la letra los cinco pasos que verás a continuación. Así evitarás quemarte los dedos y, sobre todo, garantizarás que la suciedad desaparezca a la primera.
- Enchufa la plancha y coloca la temperatura al máximo.
- Sujeta una pastilla de paracetamol con unas pinzas (o con los dedos, si tienes pulso de cirujano).
- Frota la pastilla sobre la zona quemada. La reacción química hará que la mugre se desprenda casi al momento.
- Retira los residuos con un paño humedecido en agua y vinagre.
- Activa la función vapor y deja que el electrodoméstico trabaje un par de minutos para expulsar los restos finales.
Una vez completado el proceso, pasa un paño seco y comprobarás que la superficie metálica luce como recién estrenada. Sencillo, rápido y sin necesidad de productos abrasivos.
Precauciones y consejos prácticos para no estropear tu ropa
Antes de nada, nunca realices la limpieza con la plancha apoyada sobre la tabla: la temperatura elevada podría dañar su superficie. Colócala en posición vertical o sobre una base resistente al calor y con ventilación. Recuerda también desenchufarla en cuanto termines; así evitas despistes y sustos.
Por último, no abuses del truco: si ves que la mancha no cede tras un par de pasadas, detente y deja enfriar la plancha. Insistir demasiado puede rayar el metal. Con un solo tratamiento cada cierto tiempo (cuando aparezca un cerco evidente) es más que suficiente para prolongar la vida útil del aparato y, de paso, ahorrar en reparaciones o compras innecesarias.