Burocracia, falta de suelo y plantillas envejecidas frenan la entrega de viviendas. El sector admite retrasos, sobrecostes y recurre a soluciones más caras para acelerar los trabajos.
El sector de la construcción atraviesa un cuello de botella: falta mano de obra, el suelo finalista llega tarde y los plazos se dilatan. Desde el primer expediente urbanístico hasta la obra terminada pueden pasar 15 años, mientras las promociones acumulan retrasos y subidas de costes.
Falta de mano de obra en construcción y plazos incompatibles por burocracia urbanística
La apertura de suelo es lenta y, según Juan José Percho, vicepresidente del Grupo Ibosa, “El que compra la vivienda no ve el día en el que le entreguemos las llaves”. Él mismo resume el origen del atasco: “El embrión de una vivienda es esa palabra tan abstracta que se llama desarrollo urbanístico, que no deja de ser burocracia en estado puro”.
Mientras, la obra sufre otra piedra en el zapato: escasez de personal. En una promoción de 137 viviendas, trabajan pocos operarios y muchos con edades elevadas para esfuerzos físicos. ¿Resultado? Ritmos más lentos y mayor tensión en los equipos.
Quiénes sufren los retrasos y cómo afectan a precios y entregas de viviendas
La falta de suelo urbanizable es uno de los mayores desafíos; hoy en día se necesita construir alrededor de 750.000 viviendas. La directora comercial de Impact Homes, María López, reconoce que no llegan a tiempo: “Una de estas casas la tendríamos que haber entregado en enero”. Por su parte, Pedro Fernández, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción, subraya que “Todo el trámite que es necesario para tener un suelo finalista es un problema muy importante de plazos”. Y cuando los plazos se alargan, llegan los sobrecostes. ¿Quién lo nota primero? El comprador.
A continuación, un resumen de problemas detectados y sus efectos directos en las obras y en las entregas.
Problema detectado | Efecto señalado por los protagonistas |
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Burocracia en el desarrollo urbanístico | Plazos incompatibles con la demanda; 15 años desde el primer expediente |
Falta de suelo urbanizable | Dificultad para atender una necesidad de 750.000 viviendas |
Escasez de mano de obra y envejecimiento | Ritmos de obra más lentos y mayor esfuerzo físico por trabajador |
Retrasos de entrega | Sobrecostes y presión al alza sobre los precios |
Necesidad de acelerar la ejecución | Apuesta por prefabricados pese a su mayor coste |
La fotografía es clara: se mezclan cuellos de botella administrativos con un relevo generacional que no llega, y el encarecimiento inevitable de las obras retrasadas.
Manuel, obrero de 57 años, retrata el relevo generacional que no llega y las soluciones posibles
Manuel lleva toda la vida en la construcción. A sus 57 años lo resume sin rodeos: “Me levanto a las cinco de la mañana y llego a casa a las ocho de la tarde. Mucho sol, calor y muchas exigencias”. En una jornada puede mover unas 900 piezas de ladrillo, de unos cuatro kilos, a lo largo de 40 metros. El jefe de grupo de ETOSA, José Ramírez, apunta la raíz del vacío generacional: “La gente no quiere trabajar en la obra porque es un sector sacrificado”. Manuel lo confirma con crudeza: “Nosotros somos la última generación que queda. No hay un relevo”. ¿Cómo atraer a nuevos trabajadores en estas condiciones?
Ante esta situación, se extiende el uso de métodos industrializados para ganar tiempo. Un ejemplo son los baños prefabricados: «Se fabrican en Murcia, los trasladamos en camión y vienen totalmente terminados”. Aunque es una opción más cara, permite acelerar los plazos cuando la cuadrilla no da abasto.
A modo de guía rápida, estos testimonios concentran el diagnóstico del sector:
- “El que compra la vivienda no ve el día en el que le entreguemos las llaves” (Juan José Percho).
- “El embrión de una vivienda es esa palabra tan abstracta que se llama desarrollo urbanístico…” (Juan José Percho).
- “Una de estas casas la tendríamos que haber entregado en enero” (María López).
- “Todo el trámite que es necesario para tener un suelo finalista es un problema muy importante de plazos” (Pedro Fernández).
- “La gente no quiere trabajar en la obra porque es un sector sacrificado” (José Ramírez).
En conclusión, la construcción necesita agilizar trámites y sumar manos. De lo contrario, el comprador seguirá esperando la llave… y pagando la cuenta.