El truco del centrifugado con toalla para que tu ropa salga completamente seca de la lavadora

Hoy es de esos días en los que vas a mirar a tu lavadora con otros ojos. Porque, seamos sinceros, entre el trabajo, el gimnasio y ese café que siempre se alarga, lo último que apetece es pelearse con un tendedero. Y menos aún pagar la factura eléctrica extra de la secadora. ¿Te imaginas olvidarte de ambas cosas con solo pulsar un botón? Pues ese botón existe, vive escondido en casi todas las lavadoras y está deseando jubilar a tu secadora. Así que abre bien los ojos, porque en seis líneas vas a descubrir el truco que cambiará tu rutina (y tu recibo de la luz).

¿Por qué merece la pena jubilar la secadora?

Lo primero: la secadora no es precisamente barata de mantener. Cada ciclo suma céntimos y, cuando llega la factura, duele más que un lunes a primera hora. Además, ocupa espacio y genera calor extra que, en verano, convierte la cocina en una sauna improvisada.

Por otro lado, la lavadora ya está ahí, lista para echarte una mano sin pedir rescates energéticos. Solo hace falta conocer su “cara B”: el centrifugado a máxima potencia combinado con una simple toalla seca. Menos aparato, menos consumo y más hueco libre en el lavadero. ¿No suena tentador?

Paso a paso: el truco del centrifugado con toalla

Antes de que corras a pulsar botones como si fuera la final de un concurso, detente un momento y toma nota:

  • Abre la puerta cuando termine el lavado e introduce una toalla gruesa y bien seca junto a la ropa mojada.
  • Cierra y selecciona la opción de centrifugado con la máxima velocidad que permita tu modelo.
  • Deja que la máquina haga su magia mientras la toalla absorbe la humedad que sobra.

Cuando acabe el programa, no te olvides de sacar la colada enseguida. Cuélgala en un lugar ventilado (si hay algo de sol, mejor que mejor) y mantén las prendas lejos de radiadores o fuentes de calor que puedan dañarlas. En muy poco tiempo estarán listas para usar.

Ventajas: menos gasto y más sostenibilidad

A diferencia de la secadora, este método apenas suma unos céntimos al contador, así que tu bolsillo respira y tu cara también cuando veas la factura. De hecho, el ahorro energético es tan evidente que incluso podrías usarlo a diario sin sentir remordimientos.

Además, al reducir el consumo eléctrico, contribuyes a un planeta algo menos estresado. Sin cables extra ni trámites engorrosos: basta con abrir la puerta, meter la toalla y pulsar un botón. Y todo ello sin rellenar formularios interminables ni firmar contratos verdes de 40 páginas.

La solución para un secado redondo

No sobrecargues el tambor: cuanta menos ropa, más eficaz será la absorción de la toalla y mejor saldrá tu colada. Si te sobra tiempo, sacude cada prenda antes de tenderla; así eliminas arrugas y evitas gastar otra fortuna en plancha.

Por último, recuerda revisar la toalla después de varios usos. Cuando la notes húmeda o pesada, dale su propio lavado y sustitúyela por otra seca. Con este pequeño mantenimiento, dirás adiós a la secadora sin dramas y con la satisfacción de haber ganado espacio, tiempo… y unos cuantos euros.

Deja un comentario