Un ciudadano italiano ocultó durante años el cadáver de su madre, Graziella Dall’Oglio, mientras acudía cada mes vestido de mujer para cobrar la pensión de viudedad que le correspondía a ella, estimada en más de 50.000 euros anuales.
El caso ha salido a la luz en Borgo Virgilio, en la provincia lombarda de Mantua, después de que una empleada municipal sospechara durante un trámite de renovación del documento de identidad. El hijo, de 57 años y ex enfermero, habría mantenido el cuerpo de su madre en el domicilio familiar mientras suplantaba su identidad para seguir recibiendo la prestación.
Cómo se organizó el fraude de pensión de viudedad suplantando durante años a la madre fallecida
El hijo de Graziella Dall’Oglio acudía cada mes a recoger la pensión de viudedad de su madre, fallecida tiempo atrás. Su padre, médico de profesión, también llevaba años muerto, por lo que la prestación de la madre se había convertido en su principal fuente de ingresos.
Para cobrar una pensión que no le pertenecía, el hombre llegaba a disfrazarse lo más parecido posible a su madre: ropa similar, peluca, maquillaje, uñas arregladas y apariencia femenina. El objetivo era hacerse pasar por una anciana de más de 80 años y así mantener la prestación de manera fraudulenta. La historia podría parecer de película, pero ha ocurrido de verdad.
Mientras tanto, el cadáver de Graziella permanecía oculto en la vivienda familiar. Según las estimaciones, el fraude le habría permitido ingresar más de 50.000 euros al año, una cantidad nada despreciable. ¿Hasta dónde puede llegar alguien para no renunciar a una pensión?
La renovación del documento de identidad destapó la suplantación y el fraude
El engaño comenzó a desmoronarse cuando Graziella debía renovar su carnet de identidad en el registro civil del ayuntamiento de Borgo Virgilio. En su lugar se presentó el hijo, como ya había hecho en ocasiones anteriores, disfrazado de su madre para completar el trámite.
La empleada municipal percibió enseguida que algo no cuadraba al comparar la fotografía del documento con la persona que tenía delante. Aunque la vestimenta, la peluca y el maquillaje imitaban a la perfección a la anciana, algunos detalles físicos despertaron sus dudas. ¿Qué fue lo que hizo saltar finalmente las alarmas?
Las sospechas de la trabajadora se basaron en varios elementos muy concretos:
- Cuello demasiado robusto para una persona mayor de 80 años
- Voz que no se correspondía con la de una anciana
- Manos que no parecían las de una persona de edad avanzada
- Desajuste entre la fotografía del documento y la persona presente
Estos indicios llevaron a la funcionaria a avisar a sus superiores. El hijo acudió por primera vez el 11 de noviembre y fue citado de nuevo el 19 de noviembre, cuando las sospechas se confirmaron. El alcalde y la policía local intervinieron, compararon la última fotografía de la madre con la imagen del hijo disfrazado y este terminó admitiendo el engaño y revelando su verdadera identidad.
Posteriormente, las fuerzas policiales se trasladaron al domicilio familiar, donde encontraron el cadáver de Graziella Dall’Oglio oculto en el interior de la vivienda.
Consecuencias penales y próximas diligencias tras el fraude de pensión
El cuerpo de Graziella será sometido a una autopsia con el fin de determinar el momento exacto del fallecimiento y las causas de la muerte, que se presumen naturales. Este examen forense será clave para acotar durante cuánto tiempo se habría prolongado el cobro indebido de la pensión.
Paralelamente, las autoridades estudian la realización de una valoración psiquiátrica al hijo de la fallecida para conocer sus condiciones mentales. No se trata solo de cuantificar el fraude económico, sino de entender también el contexto personal del protagonista de este caso tan extremo.
En el plano judicial, el hombre ya ha sido denunciado ante la Fiscalía transalpina y se enfrenta a acusaciones por fraude, sustitución de persona y ocultamiento de cadáver. En consecuencia, el caso se ha convertido en un ejemplo contundente de cómo los controles administrativos pueden destapar un uso indebido de prestaciones públicas, incluso cuando el engaño parecía estar cuidadosamente preparado.
