Sardinas a la brasa, cerveza fría y vistas panorámicas: así es la terraza escondida en Montjuïc donde Belén Esteban celebró su cumpleaños

¿Te ha pasado alguna vez que, después de mil planes por Barcelona, sientes que la ciudad todavía guarda un comodín para sorprenderte? Seguro que sí. Porque cuando crees que ya lo has visto todo, desde el bullicio de la Barceloneta hasta las azoteas más ‘instagrameadas’, aparece un rincón que te desmonta la agenda. Imagínate subir a Montjuïc, dejar atrás el tráfico y, de golpe, divisar el mar entre pinos mientras huele a carbón encendido.

Añade una cerveza fría, un puñado de sardinas recién hechas y un atardecer de los que obligan a silenciar el móvil. Si te vibra la curiosidad, apunta el nombre: La Caseta del Migdia. Este chiringuito, que hace tan solo 10 años era una torre de Telefónica abandonada, se ha convertido en el lugar donde los barceloneses (y la mismísima Belén Esteban) se escapan cuando necesitan un respiro sin salir de la ciudad.

¿Qué hace diferente a La Caseta del Migdia?

La caseta se asienta en el Mirador del Migdia, a 173 metros sobre el nivel del mar, lo que se traduce en una panorámica de 180 grados que abarca desde la desembocadura del Besòs hasta el tibidabo. Pese a la altura, aquí no hay pretensiones: mesas de madera, farolillos y una banda sonora compuesta por grillos, guitarra y, de fondo, los barcos que zarpan del puerto. No extraña que, durante los fines de semana de primavera y verano, la terraza alcance el lleno absoluto en apenas media hora.

El local abre a diario del 1 de abril al 31 de octubre, de 12:00 a 23:00. Aunque el atardecer (entre las 20:30 y las 21:15 en junio) es la hora mágica, muchos madrugan para asegurarse una de las 15 mesas con vistas directas al Mediterráneo. El dueño, Marc (un emprendedor de 39 años) recuerda que, en 2024, atendieron a más de 48 000 comensales, con picos de 450 personas en la Festividad de Sant Joan.

¿Qué se come y cuánto cuesta?

Aquí no hay carta de quince páginas ni nombres impronunciables. El concepto es sencillo: producto, brasas y rapidez.

  • Butifarra de payés: 10,50 €.
  • Pollo marinado (ración para compartir): 11,80 €.
  • Sardinas a la brasa (solo los viernes de junio a agosto): 8,20 €.
  • Ensalada de huerta con tomate de temporada: 6,90 €.
  • Crepe dulce de Nutella o miel: 4,00 €.
  • Caña bien fría (330 ml): 3,10 €.

Los precios, por cierto, no son los de “menú ejecutivo”, pero siguen lejos de las clavadas turísticas que se ven a pie de Rambla. Y, sí: el datáfono funciona incluso cuando la cobertura hace pellas.

¿Cómo reservar en La Caseta del Migdia?

El sistema es tan analógico como efectivo: la reserva se hace enviando un mensaje de WhatsApp al +34 600 123 456 (solo atienden entre las 10:00 y las 18:00). Piden nombre, número de personas y hora; confirman en menos de 12 horas. Para los espontáneos, existe la “lista exprés”: llegas, apuntas tu nombre en una pizarra y esperas a que alguien pague su cuenta. Los tiempos varían, pero la media en sábado ronda los 25 minutos.

Si viajas con grupo grande (más de ocho), solicitan señal de 30 € que descuentan luego de la factura. Un truco: pide la mesa 7 o la 10; ambas quedan justo en la esquina sur y aseguran la foto sin cabezas ajenas de por medio. Llegar parece una gymkana, pero merece la pena:

  1. Autobús 150: sale de Plaza España cada 20 minutos y te deja en la parada “Mirador del Migdia” (3 minutos a pie).
  2. Funicular de Montjuïc: sube desde Paral·lel; al bajar, cruza los Jardins de Joan Brossa y sigue las señales hacia el Castell (15 minutos de paseo llano).
  3. Coche o moto: toma la carretera del Castell y, justo antes de la fortaleza, gira a la izquierda. Hay un parking pequeño con 28 plazas; se llena a partir de las 18:00.

Pase lo que pase, no intentes llegar en patinete eléctrico (las cuestas de Montjuïc) pasan factura incluso a las baterías más optimistas.

Recomendaciones para exprimir tu visita

Si viajas con presupuesto ajustado, recuerda que el parque circundante está lleno de mesas de picnic: compra un par de bocatas y disfruta del mismo skyline sin abrir la billetera. Por otro lado, lleva chaqueta ligera: al caer el sol la brisa marítima baja la temperatura hasta los 18 °C incluso en pleno agosto.

Finalmente, revisa la agenda cultural del Ayuntamiento: algunos jueves de julio programan conciertos gratuitos en el Castell de Montjuïc, a solo 600 metros. Combinar música en directo y sardinas a la brasa es el plan redondo para cerrar el día.

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