Una azafata de cabina revela cómo sobrevivir a vuelos largos y dormir bien para llegar descansado

Volar puede ser tan emocionante como estresante, sobre todo cuando el reloj suma ocho, diez o catorce horas sin compasión. Entre el run‑run de los motores, el espacio mínimo para las piernas y la digestión que nunca sabe si es desayuno o cena, el viaje puede convertirse en una verdadera prueba de resistencia. Sin embargo, hay profesionales que lidian con ese panorama a diario y salen victoriosos. Una de ellas es Nia Sevilla, tripulante de cabina en Level, que conoce al dedillo los trayectos entre Barcelona y América.

Sus rutas habituales (Nueva York, Boston, Buenos Aires o Santiago de Chile) se alargan hasta 14 h 30 min, pero ella aterriza fresca como una lechuga. ¿Su secreto? Una mezcla de siestas estratégicas, estiramientos disciplinados y un menú sin bombas calóricas. Aquí desgranamos sus consejos para que el próximo vuelo intercontinental no le pase factura a tu espalda ni a tu sueño.

¿Cómo preparar el cuerpo antes de embarcar en un vuelo de 8 a 14 horas?

Nada de llegar al aeropuerto con la modorra del sofá. Sevilla aconseja dormir una siesta corta justo antes de salir de casa; así se gana un extra de energía sin caer en el sopor profundo. Unas horas antes, añade un plus de actividad: “salir a caminar o ir a entrenar” mantiene el cuerpo activo y listo para la travesía.

Ahora bien, el temido jet lag no perdona. Si la escala dura solo 24 horas, la clave es descansar al máximo y no intentar adaptarse al horario local. Para estancias más largas, la tripulante recomienda sincronizarse lo antes posible con la hora del destino. “En Estados Unidos nos levantamos a las 5:00, cuando en España ya es casi mediodía”, explica. Al volver a Barcelona, hay que resistir la tentación de dormir nada más aterrizar: conviene aguantar un poco y acostarse temprano para amanecer ya en modo peninsular.

¿Qué comer (y qué evitar) a 10.000 metros de altura?

La digestión lenta y la cabina presurizada son mala combinación. Por eso, Sevilla descarta los platos contundentes y, sobre todo, las bebidas alcohólicas: la baja humedad intensifica el efecto del alcohol y dificulta el descanso. Mejor apostar por agua, infusiones suaves y snacks ligeros que no retrasen el sueño.

Además, un estómago sobrecargado hace que sea más complicado conciliar el sueño en un asiento que, seamos sinceros, nunca será la cama de casa. Evitar grasas y azúcares excesivos facilita que el cuerpo se relaje y que la cabezada llegue antes de que empiece la película de a bordo.

¿Cada cuánto conviene levantarse y estirar?

Quedarse pegado al asiento toda la noche es la receta perfecta para salir hinchado como un globo. La tripulante insiste: hay que levantarse cada hora u hora y media, caminar unos pasos y estirar las piernas para reactivar la circulación. Si además se añaden calcetines de compresión, se reduce la hinchazón típica de la altitud.

La ropa también juega su papel. Prendas holgadas y una chaquetilla ligera evitan el clásico “me congelo‑me aso” de la cabina. Y, por supuesto, nunca está de más llevar una manta fina: la temperatura puede variar más que el precio del café en el aeropuerto.

¿Cuánto tardan los vuelos de Level desde Barcelona?

A continuación se resumen las duraciones exactas de las rutas más largas que opera Sevilla:

RutaDuración aproximada
Barcelona – Nueva York8 h 30 min
Barcelona – Boston8 h 30 min
Barcelona – Buenos Aires13 h 30 min
Barcelona – Santiago de Chile14 h 30 min

Estas cifras explican por qué la planificación del descanso no es un capricho, sino pura supervivencia aérea.

Pasos a seguir para llegar descansado a tu destino

Antes de desplegar la mesita y soltar el suspiro de “¡por fin!”, ten a mano este mini‑manual de cabina.

  1. Dormir una siesta corta antes de salir hacia el aeropuerto.
  2. Hacer ejercicio ligero unas horas antes del vuelo.
  3. Elegir ropa cómoda, holgada y llevar una chaqueta fina.
  4. Beber agua o infusiones; evitar alcohol y comidas pesadas.
  5. Levantarse y estirar cada hora u hora y media; usar calcetines de compresión.
  6. Llevar antifaz y tapones para aislar luz y ruido.
  7. Respetar el horario español en escalas de 24 h; adaptarse rápido en estancias largas.

Estos siete pasos, avalados por quien vive en las nubes a diario, son la mejor tarjeta de embarque para un vuelo sin dramas.

Por último, recuerda las “normas de convivencia” que Sevilla repite a bordo: el pasajero de ventanilla manda sobre la persiana, el del centro merece prioridad en los reposabrazos y, durante el servicio de comida, el respaldo debe estar recto para que todos coman sin lucha libre de codos. Sencillo, ¿verdad? Con un poco de orden y los trucos de la experta, el próximo viaje intercontinental puede pasar de “pesadilla aérea” a “siesta a 900 km/h”.

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