La plantilla denuncia que se prioriza la paquetería y se obliga a vender seguros mientras faltan manos en el reparto. Hay retrasos de más de tres meses en cartas, incluidas las sanitarias.
Correos vive una etapa complicada, con recortes y falta de contratación que están colapsando las unidades de reparto. En este contexto, una nueva línea comercial ha encendido todas las alarmas: “Llevo más de 20 años y es la primera vez que nos obligan a vender seguros a la gente”.
Correos en Guadalajara afronta falta de personal y ventas de seguros impuestas
Marta, cartera con dos décadas de experiencia, señala: “Nos obligan a vender seguros de una conocida empresa a la gente”. Añade que les piden “registrar una serie de contrataciones”, pese a que su función es repartir: “yo no soy comercial, soy cartera. La gente se cabrea y nos dice, como es lógico, no quiero un seguro, quiero mi carta”. ¿Es lógico que el reparto se mezcle con objetivos comerciales? Ella lo tiene claro.
Según CCOO, la cobertura de personal en Guadalajara no llega ni al 30% de lo necesario y hay unidades con 13 repartidores cuando estaban previstos 34. Estos números explican la acumulación de correspondencia y la presión diaria en las unidades.
Cómo afecta la prioridad de paquetería urgente al reparto de cartas sanitarias
La prioridad, según esta cartera, ha virado hacia la paquetería urgente: “Solo les importan los paquetes porque dejan más dinero. Si es un envío barato, se queda atrás”. Lo ilustra con las cartas sanitarias, que dejan menos rendimiento que los paquetes: “Así se decide que se reparte antes”, afirma, y reconoce: “he entregado cartas del hospital con más de tres meses de retraso. Me da vergüenza echarlas al buzón”.
Antes, “era impensable que una carta se quedara sin repartir”. Ahora, relata que lleva correspondencia con más de tres meses de retraso. ¿Quién paga las consecuencias? El ciudadano y, también, el trabajador.
Principales problemas señalados por la trabajadora:
- Obligación de vender seguros pese a ser personal de reparto.
- Objetivos comerciales y registro de contrataciones en ruta.
- Retrasos de más de tres meses, incluso en cartas hospitalarias.
- Vacaciones y bajas sin sustitución; correo acumulado al volver.
- Paquetería urgente priorizada frente a envíos más baratos.
Esta situación, sostiene, termina rebotando en la calle: “Nos llaman vagos por la calle, pero la realidad es que no damos abasto”.
Testimonio de una cartera veterana sobre retrasos acumulados y presión diaria
La falta de sustituciones agrava todo: “Antes, si un compañero se ponía malo, te llamaban para cubrir ese día. Ahora te vas de vacaciones y nadie te reemplaza, así que cuando vuelves, el correo está acumulado”. “Yo tengo jornada parcial de seis horas y este verano he tenido que hacer el trabajo de cuatro personas con jornada completa”.
También lamenta el abandono del servicio en pueblos pequeños: “Antes pasábamos por los pueblos pequeños cada día. Los jefes nos dicen hoy no vayas allí, no hay carga de trabajo, pero esas personas tienen derecho a recibir su correo”. Y el desgaste es evidente: “Cada año va peor. Nos sentimos abandonados. Hay más puestos directivos que repartidores”. Concluye: “esto no va de sueldos. A mí me gusta mi trabajo, pero lo que me duele es no poder hacerlo bien. Todo es improvisación y presión”.







