Salir a patear la montaña para oxigenarse es un plan de domingo de lo más corriente. Lo que no se suele incluir en la ruta es un premio gordo digno de película. Sin embargo, dos senderistas regresaron a casa con dos latas de 1808 repletas de oro. El hallazgo, fechado a principios de año, está valorado en torno a 320.000 euros. Casi nada para quienes solo esperaban merendar con vistas. Y sí, todo empezó con un paseo aparentemente inocente.
¿Qué encontraron exactamente estos excursionistas en las montañas de Podkrkonoší (República Checa)?
Los protagonistas removieron la tierra y se toparon con un botín que mezcla historia y brillo dorado a partes iguales. Dentro de la lata de aluminio y la caja de hierro asomaban casi 600 monedas de oro, además de objetos de joyería cuidadosamente guardados.
- 16 tabaqueras
- 10 brazaletes
- 1 bolso de malla
- 1 peine
- 1 cadena
- 1 polvera compacta
Por si alguien duda, todo fabricado en oro y datado en los primeros compases del siglo XIX. No es precisamente la típica sorpresa que uno espera encontrar bajo un pino.
¿Por qué se tasó en más de 320.000 euros?
La revista Science cifró el conjunto en algo más de 320.000 euros, suma que combina el peso en oro con el valor histórico de cada pieza. Traducido al bolsillo: hablamos de la entrada de un piso tamaño decente en muchas capitales o de una jubilación muy, muy tranquila.
Además, los conservadores del Museo de Bohemia Oriental destacan que el tesoro está extraordinariamente bien conservado. El estado de las monedas y la rareza de las joyas elevan la tasación mucho más allá de lo que pesa el metal en la báscula.
Una travesía de monedas por media Europa
El arqueólogo Vojtěch Brádle confesó quedarse “boquiabierto” al ver el contenido. Según las marcas, parte de las monedas llegó desde Serbia en las décadas de 1920 y 1930. Sin embargo, el puzzle numismático es más amplio.
Entre las piezas figuran ejemplares procedentes de Francia, Bélgica, Turquía, Rumanía e Italia. En otras palabras: el tesoro narra, a su manera, los vaivenes políticos y el colapso de imperios de la Europa de principios del siglo XX.
El premio para los descubridores: ¿30.000 euros y gracias?
La ley checa lo deja claro: quien entrega un hallazgo arqueológico recibe hasta el 10 % de su valor como compensación. Los dos excursionistas, por tanto, podrían embolsarse unos 30.000 euros. No es el bote completo, pero sigue siendo un sueldo que muchos firmarían por una tarde de senderismo.
Eso sí, el dinero tardará en llegar. El museo debe catalogar, restaurar y, cómo no, exhibir las piezas antes de que Hacienda checa dé luz verde al pago. La burocracia también reclama su parte del tesoro.
Cómo actuar si encuentras un tesoro en la montaña
En primer lugar, mantén la calma y deja todo tal cual; mover piezas puede dañar pruebas históricas. Después, contacta con las autoridades locales o el museo más cercano y documenta el lugar con fotos y coordenadas aproximadas. Por último, entrega el hallazgo y conserva los recibos oficiales: será la única forma de optar a una recompensa legal.
Seguir estos pasos evita líos con la justicia y, de paso, garantiza que los objetos terminen en un museo y no en el mercado negro. Así podrás presumir de “Indiana Jones” moderno sin miedo a multas.
Otros tesoros que salieron del suelo casi por casualidad
La historia checa no es única. En febrero de 2013, una pareja halló ocho latas oxidadas en el norte de California con 1.427 monedas de oro (1847‑1894) valoradas en más de 10 millones de dólares. Poco después, en Jerusalén, la arqueóloga Eilat Mazar desenterró 36 monedas de oro y un medallón de 1.400 años con símbolos judíos, atribuidos al saqueo persa de 614 d. C.
Estos precedentes recuerdan que, a veces, la suerte está literalmente bajo nuestros pies. Así que la próxima vez que planees una ruta, mira bien el suelo: quizá salgas de excursión y vuelvas con la jubilación resuelta.