Un abogado lo ha dejado claro: la jornada de 37,5 h puede traducirse en 42 días libres al año

Reducir la semana laboral a 37,5 horas podría traducirse en 12 días extra de descanso, siempre que las empresas elijan esta fórmula para adaptar la norma.

El Gobierno pretende que la rebaja de 40 a 37,5 horas semanales entre en vigor antes de que acabe 2025. ¿La consecuencia más jugosa? Hasta 42 días de vacaciones en 2026, tal y como confirma el abogado laboralista Juan Lorente. Queda, eso sí, que las Cortes den el visto bueno definitivo y que cada compañía decida cómo aplicarla.

Quiénes podrán disfrutar de las nuevas vacaciones y por qué se amplían

La ampliación afectaría a cualquier persona asalariada cuyo convenio o empresa opte por mantener las 40 horas semanales y compensar el exceso anual con días libres. De esta forma, se sumarían 12 jornadas a los 30 días naturales actuales, alcanzando los 42. No obstante, si el empresario prefiere reducir media hora diaria o acortar la jornada en verano, el número de vacaciones no variará.

En pocas palabras: el derecho existe, pero solo se materializará si la organización elige cambiar días en lugar de horas.

Cuándo entra en vigor la jornada de 37,5 horas

El Ejecutivo aspira a aprobar la reforma antes del 31 de diciembre de 2025. Primero deberá ratificarla el Congreso y, posteriormente, el Senado. A partir de su publicación en el BOE, las empresas contarán con un periodo transitorio (aún por fijar) para adaptarse.

Mientras tanto, la Inspección de Trabajo ya prepara un refuerzo del control horario y de la “desconexión digital”, pilares que acompañarán a la reducción. ¿Te preguntas si tu empresa podrá negarse? Solo en casos muy tasados de fuerza mayor; de lo contrario, se arriesgará a sanciones más duras que las vigentes.

Tres maneras de aplicar la reducción de jornada que barajan las empresas

A continuación se resumen las alternativas que expone el letrado Juan Lorente:

  • Media hora menos cada día. Quien trabaje ocho horas pasará a 7,5 sin cambiar su calendario.
  • Jornadas intensivas en verano. Se mantiene el cómputo mensual, pero julio y agosto se concentran las horas para salir antes.
  • Más vacaciones al año. Se conservan las 40 horas semanales y el exceso anual se canjea por 12 días libres adicionales.

Como ves, la tercera opción es la que dispara el contador hasta los 42 días de descanso.

Documentación y pasos necesarios para que la empresa aplique la reducción horaria sin contratiempos administrativos

El Ministerio de Trabajo exigirá que toda modificación quede reflejada en el registro horario y, de ser posible, en un acuerdo colectivo o, al menos, en la comunicación individual al trabajador. Para mayor seguridad jurídica, se aconseja:

  1. Acta de la comisión negociadora (si hay representación legal).
  2. Anexo al contrato donde figure la nueva distribución de horas o de vacaciones.
  3. Actualización en el sistema de nómina para recalcular pagas prorrateadas.
  4. Remisión al SEPE únicamente si se altera la base de cotización (caso improbable).

En caso de discrepancia, se podrá acudir al SMAC antes de judicializar el conflicto.

Comparativa de días de vacaciones según el modelo elegido por la empresa

Modalidad elegidaHoras semanales en 2026Días de vacaciones anualesDiferencia frente a 2024
Reducción diaria de 30 min37,5 h300 d
Jornada intensiva en verano37,5 h300 d
Canje por días libres40 h42+12 d

Como refleja la tabla, solo la última alternativa dispara el número de días libres. Por tanto, conviene preguntar al departamento de Recursos Humanos (o al comité de empresa) qué fórmula barajan.

¿Qué debes hacer ya para no perder esos 12 días extra de descanso?

Lo primero es informarte: revisa tu convenio y mantente atento a los comunicados internos. Después, conversa con tu representación sindical para promover la opción más beneficiosa. Finalmente, verifica que el registro horario se adapta y conserva la trazabilidad de las horas trabajadas; será tú “seguro” en caso de reclamación futura.

Con todo, la pelota está en el tejado de las Cortes y, tras ellas, en el de cada compañía. Toca seguir muy de cerca el calendario parlamentario: un par de votaciones podrían traducirse en el mayor cambio en vacaciones de las últimas décadas.

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